Airbnb: una década de crecimiento y polémica
Airbnb podría convertirse en la mayor empresa turística del mundo, a pesar de las regulaciones
El crecimiento de Airbnb desde su nacimiento hace diez años ha sido espectacular. Un crecimiento exponencial al que no parecen afectar las regulaciones.
En 2008, Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk tuvieron una gran idea de negocio. Durante una convención en San Francisco (una de las ciudades más caras de todo el globo) decidieron subalquilar el salón, gracias a colchones inflables extendidos en el suelo, añadiendo a la oferta un desayuno. Nacía así, en un año electoral, Air Bed & Breakfest, luego renombrado como Airbnb.
En pleno tirón electoral, los jóvenes buscaban financiación para su proyecto. Y lo lograron gracias a una edición especial de cereales con imágenes de los políticos que optaban a la Casa Blanca: Barack Obama y John McCain. Así, consiguieron que la aceleradora Y Combinator posara sus ojos sobre ellos.
Pero nadie imaginaba hasta donde llegaría Airbnb. La compañía ha recaudado desde entonces 4.400 millones de dólares en diferentes rondas de financiación, elevando su valor hasta los 31.000 millones de dólares. Es decir, se ha convertido en la segunda compañía no cotizada más valiosa de todo el territorio estadounidense, como recuerdan en Expansión. Y, además, es rentable, obteniendo un etbida positivo por vez primera en la segunda mitad de 2016.
Su valoración oficial probablemente se quede corta cuando los fundadores de Airbnb decidan dar el salto a la Bolsa. Y este movimiento podría producirse de forma inminente, quizás en menos de dos años. Una noticia que beneficiaría mucho a los empleados de la compañía, dado que se les pagó con participaciones con vencimiento en 2020. Muchos analistas cifran su valor entre los 53.000 y los 65.000 millones de dólares.
Estos números harían que Airbnb se convirtiese en una de las empresas turísticas más grande del mundo, por encima de los gigantes hoteleros y de las agencias de turismo online. Marriott tiene una capitalización de alrededor de 50.000 millones de dólares y Expedia 20.000. Airbnb tan solo sería superada por Booking.com, que se valora en 100.000 millones de dólares.
La compañía sigue expandiendo sus servicios, aunque sin perder de vista el turismo alternativo, base de todos sus movimientos. Por ello han creado Airbnb Experiences, además de plantearse la llegada al transporte. Morningstar asegura que, para 2022, el 82% de sus ingresos seguirán procediendo del alojamiento vacacional. Pero los hoteles (8%), las experiencias (8%) y el transporte (2%) también se llevarán su parte del pastel.
El principal obstáculo de Airbnb es la regulación. La compañía se encuentra en el punto de mira de la Comisión Europea, que ya le ha urgido a cumplir las leyes de consumidores europeas antes de agosto.
A nivel local, algunas ciudades también están rechazando su presencia. En París, ya han comenzado una batalla jurídica para evitar la llegada de una normativa que limita a 120 días por año el tiempo en el que un particular puede alquilar su casa.
En España, las principales ciudades contrincantes son Barcelona y Madrid. Ahora, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido aplicar desde el próximo mes de octubre una regulación que se aprobó a nivel estatal en diciembre. Con ella, Hacienda pretende acabar con el fraude fiscal.
El consistorio dirigido por Manuela Carmena quiere acotar las viviendas turísticas, que se cifran en más de 21.000 según los anuncios en internet, a pesar de que tan solo 800 cuentan con licencia de alojamiento turístico.
El Plan Especial de Usos del Hospedaje pretende, según el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, «preservar el uso residencial en el centro urbano y frenar la tendencia de convertir el uso residencial permanente en hospedaje temporal exclusivamente para turistas», como señala LaVanguardia.com.
La nueva regulación podría acabar con los apartamentos turísticos en Madrid que no tengan licencia y que alquilen por un periodo de tiempo superior a 90 días. «No estamos en contra del turismo, al contrario, pero sí de que se expulse a los residentes del centro», señaló la alcaldesa de la capital. Una consecuencia de la masificación turística del centro que ya ha sido advertida por varias asociaciones vecinales.