Cómo convertir una marca en una religión
Para competir eficientemente en un mercado cada vez más superpoblado, las marcas tienen que hacerse notar. Los precios bajos no bastan para conseguirlo. Tampoco contar con un excepcional servicio al cliente es suficiente para destacar entre la multitud. La clave está en convertir al cliente en fan ferviente de la marca. Y para conseguirlo es necesario que la marca dé un paso más allá y se convierta en una religión. Pero, ¿cómo se metamorfosea una marca en una religión? Siguiendo los 3 pasos que enumera a continuación Inc.:
1. Crear un dogma
Toda marca que aspire a convertirse en religión necesita un dogma, un conjunto de principios que eche raíces en el corazón de sus fieles. Las religiones no se difunden arrastradas por la fuerza de sus carismáticos fundadores sino por el entusiasmo que ponen sus seguidores en mantener el dogma. Cuantas más conversaciones genera una religión en torno a su dogma, más emoción se genera y mayor fuerza cobra la religión, la marca en este caso.
2. Crear momentos emocionales
Todos los fans, ya sean fans del fútbol o de los productos de Apple, están guiados por la emoción. Cuanto más emocional es un fan, más predispuesto está a pagar más, esperar durante más tiempo y gritar más fuerte. Eso sí, para alimentar esa emoción es necesario crear momentos virtuales y físicos para congregar a las fans en un mismo lugar y recompensarlos de vez en cuando con ediciones limitadas de productos y descuentos especiales.
3. Tratar al consumidor como fan, no como un cliente
Si quieren de verdad convertirse en religiones, las marcas no deben contemplar a sus clientes únicamente como una fuente de ingresos. Necesitan agradecer el amor que estos muestran por su marca y devolvérselo de alguna manera. En este sentido, deben imitar a los cantantes y a los clubes de fútbol y tratar al consumidor más como un fan que como a un mero cliente.