Louis Vuitton lanza un bolso inspirado en las bolsas para congelados
Parece una humilde bolsa para congelados, pero este bolso de Louis Vuitton cuesta 3.000 euros
Louis Vuitton se ha sacado de la chistera dos nuevos bolsos cuyo diseño se mira deliberadamente el espejo en las bolsas isotérmicas para transportar alimentos congelados.
Las firmas de lujo tienen una clientela tan acaudalada que pueden incurrir de vez en cuando en auténticas mamarrachas (carísimas por supuesto) que probablemente nadie en su sano juicio compraría, pero que sus opulentos clientes adquieren, en cambio, sin rechistar. Louis Vuitton se ha sacado de la chistera dos nuevos bolsos cuyo diseño se mira deliberadamente el espejo en las bolsas isotérmicas para transportar alimentos congelados. Sin embargo, y pese a la humilde inspiración en la que echan anclas, el precio de los bolsos de marras no baja de los 3.000 euros.
Aunque están confeccionados con piel (y no con plástico), su «look» imita claramente el estilo de las bolsas para congelados. De color plateado (el mismo que lucen mayoritariamente las bolsas isotérmicas), los nuevos bolsos de Louis Vuitton destacan además por ser portadores de dos curiosos trampantojos.
Uno de ellos lleva estampada en la parte delantera una pintura hiperrealista del icónico bolso Handle Soft Trunk de la firma francesa (retratado para la ocasión junto a una manzana y un ticket de la compra). Y el otro bolso lleva impresa en el anverso una reproducción del bolso Sac Plat, que comparte protagonismo con un croissant y un manojo de llaves.

Con tan singulares bolsos, que cuestan 3.000 y 3.200 euros respectivamente, Louis Vuitton ha querido quizás remedar la moda «bag-on-bag» (a la que han hincado también firmas como Maison Margiela). O a lo mejor la «maison» francesa ha querido dar fuelle a otra tendencia: la de crear réplicas de lujo de productos aparentemente mundanos (y perfectamente asequibles). Bottega Veneta vende, por ejemplo, por 2.000 euros un bolso que imita las típicas y anodinas bolsas marrones de papel que se entregan a menudo en las tiendas. Y hace unos años Balenciaga fue noticia para sacar un bolso inspirado en las emblemáticas bolsas azules Frakta de IKEA que costaba 1.700 euros.
Lo que parece claro es que el lujo se apoya vez cada más en la intersección de informalidad y estilo y se inspira en cosas vulgares y a bote pronto ajenas a sus adinerados clientes para darles una vuelta de tuerca «premium».