Por qué el mayor problema de Apple es uno que (quizás) nunca se resolverá
Los ganadores no siempre se merecen estar donde están. Pueden llegar a ser ganadores por razones completamente ajenas a sus propios méritos.
Es lo que sucede, por ejemplo, con una marca conocida por todos: Apple. La compañía de Cupertino ha sido agasajada recientemente con el título de la empresa más admirada del mundo por la revista Fortune. Pero, ¿hasta qué punto es merecido este título?
¿No es Apple lo que es (quizás de manera excesivamente exagerada) gracias a la ausencia de grandes rivales? ¿Debe la empresa de la manzana su inconmensurable éxito a las torpezas de sus competidores?
Microsoft fue en su día la empresa mejor posicionada para bajar a Apple del pedestal, explica Chris Matyszczyk en un artículo para Cnet. La empresa de Redmond era dueña de feos (pero poderosos) programas de software. Pero tuvo la osadía de reírse del iPhone de Apple y quedó relegada a ejercer (quizás para siempre) de “segundona” de su gran rival.
¿Qué hay de Google? Muchos “nerds” pensaron, equivocadamente, que el sistema operativo Android bastaría para hacer morder el polvo a Apple y a su todopoderoso iPhone. Pero pronto quedó claro que las fortalezas de Android se convertían instantáneamente en flaquezas al cambiar de un fabricante a otro (porque no todos explotan lamentablemente igual de bien el sistema operativo de Google).
Con su último Galaxy S7 Edge, Samsung “parió”, a juicio de muchos, un smartphone que le daba mil vueltas, en muchos aspectos, al iPhone 7. Sin embargo, poco después entró en escena el “incendiario” Galaxy Note 7 y la excelente reputación (merecidísima) del Galaxy S7 Edge se vio inevitablemente trastocada, indica Matyszczyk.
Apple pone en manos de sus clientes una combinación (casi perfecta) de diseño, software y servicio que ninguna otra compañía ha sido, por el momento, capaz de igualar y menos de superar (al menos de manera consistente).
Y esta es una muy buena noticia para Apple, pero también una muy mala. ¿Por qué? Porque la ausencia de poderío de sus competidores ha hecho que los de Cupertino sean víctimas de la autocomplacencia. Una autocomplacencia que se ha dejado notar en el último y deliberadamente aburrido iPhone 7 y también en el decepcionante MacBook Pro (al que el nuevo Surface Studio ha conseguido incluso hacer sombra).
La competencia fuerza a las marcas a superarse a sí mismas y en último término a ser mejores. Sin embargo, totalmente huérfana de rivales dignos de ser tomados en serio, Apple se ha dormido (a veces) en los laureles, subraya Matyszczyk.
Si la empresa de la manzana espera a seguir siendo la mejor (sin que nadie se atreva a discutir su privilegiada posición en el universo “techie”), necesita, de manera urgente, rivales más fuertes y más avispados.
El problema es: ¿quién tendrá la osadía de despojar a Apple de su trono? No lo sabemos, pero quien ose hacerlo le hará un gran favor, paradójicamente, a la empresa liderada por Tim Cook, concluye Matyszczyk.