líderes en noticias de marketing, publicidad y marcas

¿Se muere el periodismo de calidad por culpa de la IA generativa?

¿Se desangra el periodismo de calidad con la entrada en escena de la IA generativa?

Esther Lastra

Escrito por Esther Lastra

Algunos auguran que la IA generativa clavará el último clavo en el ataúd del periodismo de calidad (al que la red de redes dejó ya previamente en estado de coma).

En torno a la IA generativa aletea hoy por hoy toda una bandada de preguntas. Esta tecnología de nueva hornada brega a todas luces con un problema de «copyright» (que a ojos de algunos pisotea vilmente). Y no solo eso. Para su correcto funcionamiento ChatGPT y compañía gastan cantidades ingentes de energía (demasiadas para un planeta seriamente baqueteado por el cambio climático). Y otra cuestión (no menos baladí) es cómo impactará realmente la IA generativa en el periodismo y en el modelo de negocio de los medios de medios de comunicación.

La IA generativa ha irrumpido como un elefante en una cacharrería en una industria, la periodística, que contempla a ChatGPT y compañía con el corazón dividido. Algunos están convencidos que, con la IA generativa a su vera, los medios de comunicación ganarán no solo en eficiencia y productividad sino que contendrán también los gastos que los han tenido asfixiados en el transcurso de los últimos años. Y otros, mucho menos eufóricos en sus predicciones, creen que ChatGPT clavará el último clavo en el ataúd del periodismo de calidad (al que la red de redes dejó ya previamente en estado de coma).

Si nos detenemos en el impacto de la IA generativa en el periodismo desde el punto de vista de la investigación y la recopilación de datos, ChatGPT se revela como una potentísima herramienta para los profesionales de la información. Así y todo, para sacar de verdad partido a este programa (y destacar entre la multitud), los periodistas deben alimentar a ChatGPT con los «inputs» adecuados y después tomarse la molestia de examinar a conciencia los resultados arrojados por esta herramienta. Con ChatGPT a su vera los periodistas pueden acelerar la investigación solapada al ejercicio de su trabajo e invertir el tiempo sobrante en reportajes de más profundidad (una profundidad que solo son capaces de imprimir, al menos hoy por hoy, los seres humanos de carne y hueso).

Aun siendo correctísimos, ¿pueden los textos alumbrados por la IA generativa tener el «gancho» del que disfrutan los creados por los periodistas de carne y hueso?

Mucho más controvertido es el uso de la IA generativa para producir textos periodísticos. Y es que existe el peligro (en modo alguno infundado) de que personas con intereses espurios se apoyen en ChatGPT y compañía para producir toneladas de contenido malicioso (y entreverado de mentiras) del que podrían terminar nutriéndose otros algoritmos en una suerte de círculo vicioso.

Por otra parte, puede que algún día la IA generativa esté en posición de alumbrar textos largos y liberados de cualquier yerro, pero aun siendo ajenos a todo sentido del error, tales textos serán presumiblemente estériles y huérfanos de alma (y sin sorpresas, sin giros intelectuales y sin asomo alguno de fricción argumentativa). Los textos emanados de ChatGPT, aunque terminen siendo eventualmente el epítome de la corrección gramatical y sintáctica, carecerán probablemente de la voz característica (y única) que les imprimen los autores de carne y hueso. Y renunciando a los juegos lingüísticos y otras acrobacias verbales, los textos rubricados por la IA generativa serán pródigos en información excelentemente balanceada, pero también profundamente aburrida.

Del vientre de la IA generativa podría terminar emergiendo una masa informe de contenido absolutamente intercambiable cuyo valor, atendiendo a las leyes inexorables de la economía de mercado, caería inevitablemente en picado. Para aquellos medios (cada vez más numerosos) que hoy por hoy apuestan por los «paywalls» o suscripciones de pago el contenido generado por la IA generativa carecería completamente de sentido. Al fin y al cabo, sus lectores (que se rascan todos los meses el bolsillo para acceder a sus contenidos) no desean ser confrontados con artículos que, aun siendo correctísimos, son el colmo de lo anodino.

¿Cómo impactarán entonces ChatGPT y compañía en el periodismo? Aún es pronto para emitir un veredicto al respecto, pero el enfoque más acertado parece ser la cautela y la simbiosis de la IA generativa y los humanos de carne y hueso (sin menoscabo de los segundos) en las redacciones de los medios de comunicación.

 

Dacia se pitorrea de BMW y su calefacción por suscripción con bolsas de agua calienteAnteriorSigueinteXiaomi pone en marcha su iniciativa Xiaomi Renovation para dar vida al proyecto de negocio de una Xiaomi Fan

Contenido patrocinado