La moda actual pone en alza secuelas, spin-offs y remakes de las series más famosas
El rewatch de series y películas antiguas vuelve con más fuerza que nunca en 2020
La popularidad de películas y series míticas, lejos de apagarse con el tiempo, ha reavivado el interés del público por las mismas, suscitando el interés de las plataformas de vídeo en streaming
Con la llegada y la consolidación de las plataformas de contenidos audiovisuales en streaming, muchos aficionados a las series y las películas clásicas han encontrado también una oportunidad inimaginable. Gracias a plataformas como Netflix, que hasta ahora contaba en su catálogo con series como Friends o The Office, muchos nostálgicos han podido ver y descargar sus series favoritas de toda la vida, que han llegado incluso a estar entre las más vistas años y años después de ser estrenadas.
Es tal la demanda de este tipo de sitcoms antiguas que la propia Netflix ha comprado recientemente los derechos de emisión mundial de Seinfeld, una serie de 1989, por nada menos que 500 millones de dólares, y esto sólo para 2021. Esta apuesta es debida principalmente a que ha perdido ya los derechos de emisión de Friends, la serie de los 90 por antonomasia, y de cara a perder en 2021 los derechos de la mencionada The Office. Por lo tanto, la plataforma ha buscado la manera de seguir atrayendo a toda esa audiencia amante de los clásicos.
Elena Neira, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que las plataformas como Netflix, HBO o Peacock recurren a este tipo de series en sus catálogos únicamente para retener clientes, no para atraer nuevos. En cualquier caso, las cifras que rodean la adquisición de los derechos de estas sitcoms son mareantemente astronómicas, y reflejan la importancia de las mismas. Un buen ejemplo pueden ser los 500 millones de dólares desembolsados por NBCUniversal por los derechos de The Office durante 5 años, o los 425 millones de WarnerMedia por explotar Friends durante dicho periodo de tiempo.
Tal y como parece, las sitcoms son el género predilecto para el rewatch, un término popularizado en el argot del sector audiovisual que sin embargo no designa un fenómeno novedoso. «La reemisión de contenido es una estrategia básica sobre la que se ha asentado la programación de la televisión tradicional durante años. Para las televisiones siempre ha sido un elemento muy ventajoso. Es menos costoso que un contenido de estreno, tiene más garantías de concentrar audiencia (normalmente los reruns son de series que cosecharon éxito en su primera vida comercial) y permite o bien rellenar huecos de la parrilla en horarios poco populares, o engrosar las parrillas de las TDT«, explica Neira.
Se trata de una práctica que no beneficia únicamente a televisiones, emisoras en streaming o a los propios espectadores. Según Neira, «para los propietarios de derechos también era una vía muy lucrativa, ya que cobraban por cada una de esas reemisiones«. «Un win-win para todos», sentencia la profesora de la UOC. En España, el mejor ejemplo lo tenemos con Verano Azul, una de las series más recurrentes de la historia de la televisión nacional. Para hacernos una idea, la serie fue estrenada en 1981, e inmediatamente repuesta menos de un año después, en 1982. Tras esto, ha sido programa por TVE en 1987, en 1994 (dos veces), en 1995 (dos veces), en 2001 y 2005 (ambas en Canal Nostalgia) y en 2006 (en TVE-50). Además, en 2012 fue 13tv la televisión que comenzó a emitirla; en julio de 2014 La 2 de Televisión Española recogió de nuevo el testigo, aunque esta vez remasterizada, y por último, en agosto de 2019, La 2 volvió a reponerla.
«Hacer rewatching nos encanta porque es una apuesta segura, tenemos la certeza de que nos lo pasaremos bien y reafirma nuestra buena opinión sobre el producto. Volvemos a sentir las mismas emociones positivas y además descubrimos nuevos aspectos que habíamos pasado por alto«, explica Marta Calderero, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. A todo esto, «los estudios que se han llevado a cabo al respecto también indican que hacemos rewatching para reducir la fatiga cognitiva que nos genera tener que decidir entre centenares de opciones. Paradójicamente, aunque hoy en día tenemos miles de alternativas de entretenimiento, muchas veces volvemos a lo familiar para evitar la incertidumbre y el riesgo de equivocarnos al escoger algo nuevo. ¿Acertaré con la elección? ¿Me lo pasaré bien? Cuantas más opciones, más dudas nos pueden surgir y más abrumados nos podemos sentir, por eso a veces preferimos optar por algo que ya conocemos y nos gusta», añade la psicóloga.
En este caso, Elena Neira comparte la misma opinión, y resalta el valor seguro y la comodidad como algunos de los motivos por los que elegimos series como Friends cuando tenemos a nuestro alcance decenas de series nuevas. «Precisamente por tener tantísimas novedades, volver a series que ya hemos visto permite no enfrentamos al dilema de tener que elegir. Conocemos la trama, nos podemos enganchar a cualquier episodio sin problemas… La quintaesencia de la comodidad» apunta Neira.
«A veces nos sentimos mal al hacer rewatching porque nos da la sensación de que estamos perdiendo el tiempo. Para nada es algo malo», aclara Marta Calderero. El profesor e investigador de la Universidad de Chicago, Ed O’Breid, descubrió en su estudio «Enjoy It Again: Repeat Experiences Are Less Repetitive than People Think» que, por norma general, las personas suelen infravalorar el disfrute aportado por una actividad ya experimentada, y por ello optan por nuevas experiencias. Sin embargo, la satisfacción que produce repetir o revivir una acción que ya disfrutamos con anterioridad puede ser superior en algunos casos. En base a las conclusiones del estudio, «los datos muestran que la repetición es tanto o más agradable que la alternativa novedosa. Así que, según estos hallazgos, podríamos concluir que el rewatching es una gran propuesta de ocio», explica Calderero.
Esta psicóloga recomienda repetir una serie, leer un libro, volver a ver una galería, volver a visitar un museo, etc., «cuando tenemos poco tiempo y nos apetece relajarnos. Así aprovecharemos todo ese tiempo para disfrutar y desconectar, y evitaremos sentirnos frustrados por perderlo buscando algo nuevo que hacer». Además, añade que experimentar algo por segunda vez permite «observarlo más detenidamente, ver matices, observarlo desde otra perspectiva o anticipar el disfrute«.
Otra de las alternativas más usuales que no recurren al rewatch propiamente dicho son las secuelas, precuelas, spin–offs y remakes de todo tipo. Últimamente esta fórmula ocupa buena parte de las carteleras de los cines y de los catálogos de las plataformas de vídeo en streaming por suscripción. El mejor ejemplo de actualidad es la serie The Mandalorian, emitida por Disney+, y que se ubica en el universo de Star Wars. Aunque todos conocemos la popular saga cinematográfica relacionada, esta producción ha llegado a ser la segunda serie más vista de 2019 precisamente por explotar conceptos desconocidos dentro de su universo audiovisual. Su fama ha crecido tanto que solo ha sido superada por The Witcher, dejando atrás superproducciones como Juego de Tronos, Stranger Things o The Crown.
En este sentido, Elena Neira ha finalizado añadiendo que «todas las compañías que han puesto en marcha sus propias plataformas a finales de este año y las que lo harán a partir de 2020 tienen este elemento común: el anuncio de remakes, reboots, precuelas, spin-offs y secuelas de algunas de sus propiedades más conocidas. Al final, el gancho de lo popular, en un ecosistema cada vez más lleno de servicios y de contenidos, ofrece una ventaja competitiva en términos de visibilidad«.