Así es el documental de Netflix Hasta el fondo: la historia de Pornhub
"Hasta el fondo: la historia de Pornhub", el documental de Netflix sobre la trastienda del porno
Hasta el fondo: la historia de Pornub se centra esencialmente en retratar cómo el que tiene la vitola de ser el mayor portal pornográfico del mundo se vio en el ojo del huracán cuando fue acusado de procurar abrigo en su plataforma al tráfico al tráfico sexual y al abuso de menores.
La pornografía ha transitado por múltiples soportes desde que saliera del cascarón (en su vertiente más comercial) allá por el siglo XIX. El porno se plasmó primero en dibujos e ilustraciones, después fue fotografiado y a continuación llegó a la pantalla grande. Tras su «idilio» con el séptimo arte, la pornografía se refugió en las cintas de VHS y después en los DVD. Y a continuación se produjo su desembarco en internet, donde eclosionó en buena medida gracias a plataformas como Pornhub.
En el gigante de la pornografía online fija precisamente la mirada Hasta el fondo: la historia de Pornub, un documental que aterriza en Netflix este 15 de marzo. Pese a su título, este largometraje mucho de ser un retrato de la prominencia cultural del porno en los tiempos que corren (una prominencia que fue definitivamente espoleada por Pornhub).
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El documental, dirigido por Suzanne Hillinger y producido por Alex Gibney, aborda aspectos como la forma que la pornografía se produce y se consume en la actualidad para incidir en cómo la tecnología ha difuminado la frontera que separaba otrora de manera absolutamente inequívoca el porno profesional del porno «amateur». Sin embargo, Hasta el fondo: la historia de Pornub se centra esencialmente en retratar cómo el que tiene la vitola de ser el mayor portal pornográfico del mundo se vio en el ojo del huracán hace aproximadamente dos años cuando fue acusado de procurar abrigo en su plataforma al tráfico sexual y al abuso de menores.
La película comienza diseccionando el modelo de negocio de Pornhub, que hace aproximadamente 15 años marcó un antes y un después en el universo del contenido para adultos. Cuando Pornhub salió del cascaron en 2007, el porno ya había convertido la red de redes en su particular patio de recreo, pero la empresa de origen canadiense rompió moldes al inaugurar un «supermercado» absolutamente infinito de material sexual explícito.
En Pornhub en su vertiente más primigenia se abrían paso literalmente millones de vídeo, algunos de los cuales estaban vinculados a los canales de pago de trabajadores sexuales, pero que en su mayoría recalaban allí de manera anónima y totalmente gratuita. Y la profusión de contenido vino acompañada además de la variedad de contenido, lo cual contribuyó a la popularización del porno extremo (y de prácticas sexuales que eran antes absolutamente tabú).
Hasta el fondo: la historia de Pornhub pone, por otra parte, de relieve que la gestión del famoso portal pornográfico es casi la de una gran empresa tecnológica. Pornhub es filial de MindGeek, una compañía originaria de Montreal (Canadá), pero con sede fiscal en Luxemburgo. Las majestuosas oficinas de cristal y acero de Pornhub son perfectamente comparables con los cuarteles generales de cualquier otra empresa adscrita al ramo «tech».
Pornhub, el portal pornográfico que se mira en el espejo de los empresas de internet de más relumbrón
Con 3.500 millones de visitas cada mes, Pornhub se ufana de generar más tráfico que titanes online como Netflix, Yahoo o Amazon y buena parte de sus ingresos echa anclas en la publicidad. Pornhub genera, no en vano, 3.000 millones de impresiones publicitarias al día. Como cualquier otra empresa de internet, el negocio de Pornhub está estrechamente emparentado con los datos, el marketing, el SEO y el constante rastreo de los gustos de sus usuarios.
Una de las mayores revoluciones que hizo posible Porhbub es que quienes contemplaban porno tuvieran la vitola de «consumidores».
El documental de Netflix entrevista a trabajadoras sexuales como Gwen Adora o Siri Dahl, que asegura que sus ingresos crecieron de manera meteórica cuando comenzó a publicar contenido en Pornhub. El capitalismo imbricada en el ADN de Porhnub llenó lógicamente los bolsillos de un buen número de trabajadores sexuales (y eso les empoderó también probablemente).
Sin embargo, en ese gran «supermercado» del porno que era y sigue siendo Pornhub se abrían paso también vídeos de tráfico sexual, de abuso de menores y de violaciones.
Un grupo de activistas liderados primero por Laila Mickelwait y después por Nicholas Kristof de The New York Times iniciaron una cruzada contra Pornhub. Y todo saltó por los aires cuando el 4 de diciembre de 2020 Kristof publicó en el prestigioso rotativo neoyorkino el demoledor artículos «The Children of Pornhub».
El descenso a los infiernos de Pornhub
Hasta el fondo: la historia de Pornhub no profundiza, sin embargo, en exceso en los argumentos esgrimidos por Kristof y compañía contra el famoso portal pornográfico. Kristof no propugnaba en modo alguno la clausuraba total de Pornhub sino que exigía que hubiera mayor moderación de contenidos en esta plataforma, que fueran prohibidas la descargas y que solo usuarios verificados estuvieran autorizados a subir contenido a la web. No obstante, Kristof también instó a las corporaciones que hacían negocios con Pornhub (fundamentalmente las empresas de tarjetas de crédito) a que cortaran amarras con la compañía. Y debido a la presión la mayor parte de las empresas directamente concernidas por esta llamada al boicot se desvincularon efectivamente de Pornhub.
De acuerdo con el documental de Netflix, fueron fundamentalmente los trabajadores sexuales los damnificados por la campaña de desprestigio contra Pornhub, que siguió llenando sus arcas hasta la bandera con la ayuda de banners de naturaleza no corporativa.
Los ejecutivos de Pornhub reaccionaron inicialmente a las acusaciones retirando casi 10 millones de vídeos de su plataforma (cuando en el pasado se mostraron, en cambio, extraordinariamente pasivos a la hora de eliminar contenido denunciado por personas individuales).
¿El problema? Que muchos de los vídeos suprimidos por Pornhub fueron subidos de nuevo a la plataforma. Hasta el fondo: la historia de Pornhub da cuenta de las dificultades a las que se enfrentan empresas como el celebérrimo portal pornográfico a la hora de moderar el contenido que allí se abre paso.
El documental, que no parece tomar partido ni por quienes están a favor de Pornhub ni por quienes están en contra, se escora, no obstante, en algunos momentos de manera bastante nítida hacia la empresa de origen canadiense. Y hace, por ejemplo, muchísimo hincapié en el daño infligido a los trabajadores sexuales, pero deja paradójicamente en un segundo plano a las víctimas de tráfico sexual.
Hasta el fondo: la historia de Pornhub coloca además bajo los focos un dato en modo alguno baladí. Y es que si esta plataforma dejara de operar, emergería probablemente un clon mucho peor. Es triste admitirlo, pero se puede controlar en mayor o menor medida a empresas como Pornhub, pero en ningún modo se puede atar en corto el contenido que allí se comercializa.