Barbie se estrena en Rusia de manera clandestina (y con mucho éxito)
La ola rosa de Barbie llega de manera clandestina a Rusia (y provoca un tsunami en la taquilla)
En su primer fin de semana en los cines de Rusia Barbie ha liderado la taquilla y ha recaudado alrededor de 125.000 dólares.
Desde la congelación de las relaciones entre Rusia y Occidente como consecuencia de la guerra de Ucrania resulta casi inimaginable que en el país presidido por Vladimir Putin sigan proyectándose películas estadounidenses. Sin embargo, los rusos continúan contemplando largometrajes oriundos de Estados Unidos (aunque lo hacen mayoritariamente de manera clandestina). En la clandestinidad se estrenó la semana pasada en el país euroasiático el que tiene la vitola de ser el mayor taquillazo del año: Barbie. Y lo ha hecho con muchísimo éxito (pese a que el nuevo largometraje de Greta Gerwig ha aterrizado en tierras rusas de la mano de una copia pirata).
Como muchas otras empresas occidentales, Warner, la distribuidora de Barbie, abandonó Rusia tras la invasión de Ucrania, por lo que la distribución del filme es posible única y exclusivamente mediante copias piratas procedentes de terceros países.
Por esta razón, en los cines rusos donde se proyecta Barbie la película ni siquiera se anuncia por su verdadero nombre y adopta un título que parece jugar deliberadamente al despiste: Sobre mamá.
En su primer fin de semana en los cines de Rusia Barbie ha liderado la taquilla y ha recaudado alrededor de 125.000 dólares, si bien esta cifra podría ser en realidad mucho mayor, puesto que en algunas salas la película se ha proyectado casi a hurtadillas.
El largometraje de Greta Gerwig se ha topado de bruces con la censura
Barbie ha tenido problemas para su estreno en Rusia no solo por el veto de Hollywood al país presidido por Vladimir Putin sino también por la censura, omnipresente por aquellos lares. El Ministerio de Cultura de Rusia considera que Barbie no hace gala de los valores tradicionales defendidos por el Kremlin.
De hecho, en algunas salas se proyecta una versión de Barbie libre de contenido LGBT que elimina escenas que a ojos de los censores rusos alientan las relaciones entre personas del mismo sexo.
Entre las escenas censuradas destaca, por ejemplo, una secuencia del número musical «I’m Just Ken» en la que dos amigos de Ken besan de manera sincronizada en la mejilla al personaje interpretado por Ryan Gosling.
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Al Ministerio de Cultura del Kremlin no le hace lógicamente ni pizca de gracia el éxito por aquellos lares de películas como Barbie. Rusia ha acelerado, de hecho, notablemente la producción doméstica de largometrajes. Y ha invertido la friolera de 200 millones de rublos solo en la producción de Testigo, una película de corte propagandístico que narra la historia de un violinista occidental que asiste casualmente a los supuestos crímenes de guerra cometidos los soldados ucranianos en Kiev. Pese al abultado presupuesto de Testigo, este ambicioso filme ha ingresado apenas un 4% de lo que costó en su primer fin de semana en los cines.