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Medios de comunicaciónFotograma de la serie de Netflix El juego del calamar

La inconveniencia de compartir nombre con El juego del calamar

Una "streamer" se queda compuesta y sin trabajo por compartir nombre con El juego del calamar

Esther Lastra

Escrito por Esther Lastra

La "streamer" Lydia Ellery dice estar siendo acosada y perdiendo oportunidades laborales por compartir nombre de usuario con El nombre del calamar.

El juego del calamar parece convertir en oro todo lo que toca. La serie más vista de todos los tiempos en Netflix tiene hipnotizados a millones de personas a lo largo y ancho del planeta y, sabedoras de su fenomenal gancho, las marcas no dudan tampoco en arrimar el ascua a su sardina. Sin embargo, a una «streamer» que comparte nombre de usuario en Twitch con la celebérrima serie de Netflix semejante coincidencia le está causando más perjuicio que otra cosa.

Lydia Ellery, de 32 años, asegura que las marcas se muestran actualmente renuentes a colaborar con ella por su nombre de usuario en Twitch, aunque la joven se llama «Squid Game» en esta plataforma desde hace más de una década.

Ellery dice haber sido objeto de «cyberbullying» por parte de los fans más acérrimos de El juego del calamar y por eso dice estar sopesando cambiar de nombre (aunque le cuesta asumir que va quedarse huérfana de una marca que lleva labrando desde hace 10 años).

«He sido receptora de muchísimo odio por parte de los fans y se me han negado algunos trabajos por culpa de ni nombre», explica la «streamer» en declaraciones a la BBC.

Ellery, que originaria de Londres pero vive actualmente en Bristol, lleva llamándose «Squid Game» en Twitch y en Instagram desde hace 11 años. Y en Twitter utiliza un nombre de usuario similar: «SquidGaming».

La joven tiene 42.300 seguidores en Twitch y forma asimismo parte de Yogscast, un colectivo con más de 7 millones de suscriptores en YouTube.

«Para mí ‘Squid Game’ es simplemente un nombre estúpido que se me ocurrió de repente», dice. «Mis amigos me llaman Squid Game porque rima con Lid y me llamo Lydia», añade. Pero ahora el que ha sido su nombre de usuario durante más de una década tiene connotaciones totalmente diferentes.

Una marca personal labrada desde hace más de una década ha sido destruida de la noche a la mañana

La serie surcoreana El juego del calamar (Squid Game en inglés), que narra la historia de un grupo de personas fuertemente endeudas obligadas a jugar a sangrientos juegos infantiles por dinero, se ha convertido en una sensación viral de dimensiones colosales.

«Como la serie no tiene aún no tiene cuenta oficial en Instagram, centenares de personas me están etiquetando en la red social o me están enviando mensajes pensando que detrás está El juego del calamar de Netflix», señala.

Muchos de los mensajes que le llegan a Lydia Ellery están cargados de odio y ello le está ocasionando ansiedad. «He comenzado a recibir mensajes abusivos por parte de la gente. Hay gente que se enfada conmigo porque son megafans y piensan que le he robado el nombre de usuario a la serie», dice. «He tenido que desactivar las notificaciones de mi perfil en Instagram porque estoy literalmente inundada con mensajes», asegura.

Los perfiles de Ellery se han hecho tan populares en el transcurso de las últimas semanas que la «streamer» se ha quedado sin acceso en múltiples ocasiones y ha tenido que resetear varias veces su contraseña.

«Muchas personas han denunciado mi cuenta o han tratado de hackearla. Recibo decenas de emails informándome de gente que está tratando de acceder a mi cuenta. Es muy frustrante», se lamenta.

En vista de las inconveniencias que llamarse «Squid Game» está ocasionando a la joven, Ellery está considerando la posibilidad de cambiar de nombre, pese a que se trata de un marca personal que ha estado construyendo durante más de una década.

«Mi SEO se ha echado completamente a perder», indica. «Cuando ahora buscs la que ha sido mi marca durante más de 10 años, lo único que sale es la serie de Netflix«, enfatiza.

Además, el hecho de que la serie tenga un cariz tan violento está llevando a las marcas con las que colaboraba hasta ahora la «streamer» a negarse a seguir trabajando con ella (que ponen específicamente como excusa su inoportuno nombre de usuario).

 

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