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El consumidor contempla con recelo la IA (pese al "hype")

Las "Big Tech" dan un beso de tornillo a la IA, pero los consumidores le hacen la cobra

Esther Lastra

Escrito por Esther Lastra

La proporción de consumidores que contemplan la IA de manera desfavorable (49%) es sustancialmente mayor que el porcentaje que tiene una percepción mayoritariamente positiva de esta tecnología (39%).

La inteligencia artificial (IA), esa tecnología que moraba hasta hace poco en las cuatro paredes de la ciencia ficción, ha acabado convirtiéndose en el pan nuestro de cada día. Las empresas tecnológicas y también cada vez más anunciantes beben los vientos por la IA, pero lo cierto es que los consumidores se resisten a postrarse a los pies de la tecnología más en boga del momento. Y exigen, de hecho, a las «Big Tech» que aboguen por la autorregulación para mitigar los riesgos de la IA.

De acuerdo con un reciente estudio llevado a cabo por Ipsos en Estados Unidos, el 53% de los consumidores considera que son las empresas parapetadas detrás de herramientas como ChatGPT las que deben controlar los riesgos emanados de estas nuevas tecnologías. Sin embargo, el 75% no confía realmente en que las «Big Tech» vayan a enarbolar la bandera de la autorregulación.

Y aunque cada vez más empresas se están arrojando en los brazos de la IA, la proporción de consumidores que contemplan esta tecnología de manera desfavorable (49%) es sustancialmente mayor que el porcentaje que tiene una percepción mayoritariamente positiva de la inteligencia artificial (39%).

«Hay mucho entusiasmo, pero también mucha aprensión con el advenimiento de la IA», advierte Chris Jackson, vicepresidente de asuntos públicos de Ipsos. «A mucha gente le emociona la oportunidad que representa la IA y aquello de lo que es potencialmente capaz esta tecnología. Pero hay también mucha preocupación por lo que está sucediendo con la IA», enfatiza.

Conviene asimismo hacer notar que solo el 16% de los consumidores declara haber utilizado la IA generativa. Y entre aquellos que ya han hincado el diente a esta tecnología destaca sobre todo el uso de la IA para generar arte, fotografías e imágenes (41%). Otros usos populares de la IA son la generación de textos en entornos laborales (29%), la creación de posts para las redes sociales (14%), los trabajos escolares (11%) y la producción de vídeos (9%).

A los consumidores les preocupa el impacto negativo de la IA en el trabajo

Pese a que gigantes tecnológicos como Microsoft, Meta y Google están tirando la casa por la ventana en su apuesta por la IA, solo el 36% de los consumidores consultados cree que esta tecnología se traducirá realmente en cambios de primerísimo orden en la sociedad. El 55% considera que la IA no deja ser otra tecnología (una más) y el 6% aventura que su impacto en la sociedad será en realidad más bien parco.

Que las opiniones sobre la IA estén tan divididas recuerda hasta cierto punto al «hype» (ya extinto) que provocó hace un par de años el metaverso (del que nadie parece acordarse ya a día de hoy). Sin embargo, parece que el «hype» nacido del vientre de la IA no se evaporará tan pronto como el generado en su día a partir del metaverso.

«Bastante gente que ha utilizado ya la IA. El uso del metaverso no estuvo nunca tan generalizado, por lo que el crecimiento de la IA es por lo pronto mucho más acelerado«, asevera Jackson. «Creo que la principal cuestión va a ser si va a emerger alguna aplicación de IA que resulte verdaderamente útil a la gente», recalca.

Aunque la IA es potencialmente muy útil, un buen número de consumidores advierte el reverso potencialmente tenebroso agazapado en las entrañas de esta tecnología. Al 71% de los consumidores le provoca zozobra el eventual impacto nocivo de la IA en la seguridad laboral y en la sociedad. Y el 76% confiesa asimismo su preocupación por el auge de los «deepfakes» y la desinformación que hace posible la IA.

No obstante, y pese a que estos porcentajes son elevados, hay cuitas tecnológicas que preocupan aún al ciudadano corriente y moliente. El 86% de los consumidores expresa, por ejemplo, su preocupación por el malware, los hackeos y las fugas de datos, mientras que al 78% le inquieta la radicalización de las redes sociales.

 

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