¿Se traducirá la IA en la extinción de la raza humana?
Los expertos advierten: la IA podría abocar a la humanidad a la extinción
Un grupo de CEOs, investigadores e ingenieros con el foco puesto en la IA ha emitido una declaración que asegura que las máquinas podrían ser potencialmente letales para la humanidad.
Desde que la inteligencia artificial (IA) saltara al primer plano de la actualidad por la fragorosa entrada en escena del ya ubicuo ChatGPT, se ha hablado (hasta la saciedad) tanto de las posibilidades como de los peligros agazapados en las entrañas de la tecnología más en boga del momento.
Y es que, como ya ha presagiado toda una plétora de películas de ciencia ficción en el transcurso de las últimas décadas, la IA podría efectivamente acabar rebelándose contra sus hacedores y condenarlos a la extinción.
Un grupo de CEOs, investigadores e ingenieros con el foco puesto en la IA ha emitido una sucinta pero contundente declaración de 22 palabras que asegura que las máquinas podrían ser potencialmente letales para la humanidad: «Mitigar el riesgo de una eventual extinción propiciada por la IA debería ser una prioridad global a la misma altura que otros peligros como las pandemias y las guerras nucleares».
Esta declaración, que ha sido emitida por la organización no gubernamental Center for AI Safety, la rubrican figuras insignes en el ámbito de la IA como Demis Hassabis, CEO de Google DeepMind, Sam Altman, CEO de OpenAI y Geoffrey Hinton y Youshua Bengio (dos de los tres investigadores galardonados en 2018 con el prestigioso Premio Turing por su trabajo en el ámbito de la IA).
No es la primera vez que un grupo de expertos da la voz de alarma sobre los riesgos potenciales de la IA. El pasado mes de marzo vio la luz una carta abierta que propugnaba una pausa de seis meses en el desarrollo de IA. Aquella misiva fue colmada, no obstante, de críticas. Algunos expertos consideraron que la epístola agrandaba los riesgos eventualmente puestos sobre la mesa por la IA, mientras que otros coincidían con el peligro que hay efectivamente solapado a esta tecnología, pero no con el remedio propuesto por quienes firmaban la carta.
Center for AI Safety ha apostado deliberadamente por el laconismo en su declaración
Dan Hendrycks, director ejecutivo de Center for AI Safety, asegura en declaraciones a The New York Times que la brevedad de la declaración emitida hoy por la organización que dirige (que no sugiere maneras específicas de mitigar la amenaza planteada por la IA) es deliberada y su último objetivo es evitar posibles desacuerdos. «No queríamos poner sobre la mesa un gran menú de 30 intervenciones potenciales», dice Hendrycks. «Cuando eso pasa, el mensaje se diluye», asevera.
Hendrycks se refiere a esa declaración como una suerte de «puesta de largo» de aquellas figuras adscritas al ramo de la IA a las que preocupa realmente la evolución potencialmente dañina de esta tecnología. «Existe el malentendido, incluso dentro de la propia la comunidad de IA, de que hay solo un puñado de pájaros de mal agüero», subraya. «Sin embargo, lo cierto es que en privado mucha gente expresa su preocupación por la IA», añade.
El debate sobre los peligros de la IA echa anclas en escenarios hipotéticos en los que los sistemas de inteligencia artificial aumentan rápidamente sus capacidades y dejan de operar de manera segura. Muchos expertos advierten que, una vez los sistemas de IA alcancen cierto nivel de sofisticación, puede llegar a ser imposible controlar sus acciones.
Otros expertos ponen, por el contrario, en duda tan funestos presagios y ponen de relieve la incapacidad de los sistemas de IA para acometer incluso tareas relativamente mundanas como, por ejemplo, conducir un coche. A pesar de los años de esfuerzo y de los miles de millones de dólares en inversión en esta área de investigación, los coches plenamente autónomos están lejos de convertirse en una realidad. Y si la IA no puede bregar con éxito con este desafío, es poco probable que esta tecnología llegue al extremo de ponerse a la altura de los humanos e incluso superarlos, argumentan los escépticos.
Así y todo, tanto los más fatalistas como los más escépticos están de acuerdo en afirmar que la IA se guarda bajo la manga toda una miríada de amenazas, desde la vigilancia masiva hasta la desinformación.