Los anunciantes deberán respetar más que nunca la intimidad digital de sus públicos
El que las marcas dejen de ser intrusivas en sus comunicaciones hacia sus públicos y traten de establecer conversaciones y no monólogos unidireccionales es la clave para una relación sólida, duradera y que reporte beneficios para ambos.
La búsqueda por parte de los anunciantes para proporcionar servicios de mayor calidad y personalización sin molestar mientras navegan reside en obtener de ellos la mayor cantidad de información sobre sus gustos y otros datos de interés.
Y esto acarrea un problema que cada vez preocupa a más usuarios, el de su privacidad digital.
Poniendo como ejemplo los millennials de Reino Unido, se presenta como un grupo generacional digital que expresa cada vez más preocupación antes de compartir sus datos personales con algún anunciante.
Un estudio realizado el pasado junio por SAS y Future Foundation, mostró que más del 50% de los usuarios de internet en Reino Unido se encontraban cómodos intercambiando datos personales con empresas tales como servicios públicos.
A consecuencia, menos de un tercio se sienten cómodos dando sus datos personales a minoristas o empresas de redes sociales.
Según otro estudio de este año realizado por Tune, más de la mitad de los usuarios que poseen smartphones en Reino Unido y EEUU dijo que no se le debería permitir a los anunciantes disponer de ninguno de sus datos personales.
Sin embargo, hay otros usuarios que sí estarían dispuestos a ofrecer su información personal a cambio de descuentos y servicios especiales, según cuenta una reciente encuesta de usuarios de internet en Francia.
Dicho esto, el panorama de la intimidad digital para los anunciantes en Europa en cuanto a la recopilación de datos para poder mejorar las relaciones con sus públicos están en una situación precaria, ya que deberán afinar sus argucias para que los usuarios accedan a darlos.