Los secretos para acabar con el fraude online y dar más seguridad al consumidor
Las claves para alcanzar la máxima seguridad del consumidor en sus compras online
Ocho recomendaciones dirigidas a las empresas para preservar la seguridad de los consumidores cuando adquieren bienes y servicios online.
Por el Día Mundial de los Derechos del Consumidor, que se celebra hoy día 15 de marzo, se ha puesto de relieve la importancia de preservar con garantías la seguridad de los clientes cuando adquieren bienes y servicios online. Y es que, hasta un 7% de los internautas españoles se ha visto afectado por robo de identidad o «phishing», una de las principales amenazas a las que se enfrentan los negocios cuando desarrollan su actividad en el entorno e-commerce.
Con el objetivo de ayudar a las empresas a combatir el uso de tarjetas fraudulentas y ofrecer una experiencia más segura al consumidor, los expertos en fraude online de Ingenico ePayments han recopilado ocho recomendaciones para poner en práctica en un negocio online.
1. La clave está en los datos
Para distinguir entre una transacción correcta y una fraudulenta, es necesario identificar todos los datos de los consumidores y compartirlos con las herramientas de prevención de fraude, permitiendo identificar rápidamente patrones comunes en los pedidos fraudulentos.
2. Automatizar al máximo las decisiones
Aunque revisar las transacciones de forma manual es la mejor forma para averiguar si las transacciones son válidas, requiere de tiempo e inversión. Por ello, las herramientas de detección, autenticación y verificación ofrecen métodos automatizados para identificar las transacciones más arriesgadas, como por ejemplo, aquellas con un coste elevado. Lo ideal es establecer parámetros que deriven las transacciones sospechosas a una revisión manual.
3. Monitorizar la tasa de transacciones denegadas
El propósito es alcanzar el equilibrio entre la prevención del fraude y no espantar a los clientes auténticos con todas las medidas de seguridad. Para ello es importante establecer un objetivo de transacciones denegadas para controlar regularmente el impacto del fraude en el negocio y determinar si es precisa una mayor revisión.
4. Análisis por países y métodos de pago
Ya que el comportamiento de los consumidores cambia según el país, es necesario adaptar la estrategia de prevención del fraude a cada contexto, identificando los métodos de pago y las preferencias de pago de cada región.
5. Listas de transacciones positivas y negativas
Es fundamental localizar intentos repetidos de fraude por parte de un mismo delincuente, así como asegurarse de que un cliente fiel no se encuentre con problemas al pagar solo porque el sistema detecte que su intento es sospechoso. Así, se podrá detectar rápidamente un intento de fraude o una compra legítima.
6. Implementación del estándar 3-D Secure 2.0
Con la entrada en vigor de PSD2, será obligatorio para los comercios aplicar al menos dos medidas de identificación para cada transacción: algo que el usuario conozca (PIN o contraseña), algo que posea (teléfono móvil o tarjeta de coordenadas) o algo que lo identifique biométricamente (huella dactilar, iris o escáner facial). Sin embargo, estas medidas puedan aumentar la tasa de abandono del carrito, por lo que 3-D Secure 2.0 puede flexibilizar este aspecto mediante el intercambio de datos contextuales entre el banco y el comercio, evitando la necesidad de que cada comprador se autentifique activamente con una contraseña cada vez que compra.
7. Utilizar las últimas tecnologías
A la vez que las tecnologías de prevención se hacen cada vez más sofisticadas, los intentos de fraude también. Por ello, herramientas como la autentificación biométrica, la inteligencia compartida con otros merchants, las redes neuronales y los mapas de comportamiento suponen una defensa fuerte frente a ataques criminales organizados.
8. Estrategia antifraude a medida
En función del tamaño de la empresa y su exposición al fraude, será necesario un nivel de dedicación u otro, manteniendo siempre el equilibrio entre los recursos internos y externos para protegerse de posibles ataques. Una vez definidas las necesidades y capacidad del negocio para hacer frente al fraude, se ha de buscar la solución antifraude más adecuada.