¿Nos han convertido las apps como Vine a todos en profesionales y artistas?
Con la aparición de nuevas herramientas tecnológicas cada vez más sencillas de utilizar y que ofrecen resultados de aspecto profesional, muchos son los anunciantes que las están utilizando ellos mismos, renunciando a contratar a un profesional. Herramientas como Vine, la aplicación de vídeo de Twitter es una de las «culpables» de este movimiento en el universo «marketero».
Una agencia de Seattle, Copacino+Fujikado, ha recorrido el camino inverso contratando a un fotógrafo profesional, Lucas Svaren para realizar unos vídeos de Vine de seis segundos de duración muy artísticos que tenían como finalidad retrtar la ciudad de Seattle. Svaren ha fotografiado campañas de marketing para Fiat, American Express o Google entre otros importantes clientes y ahora ha iniciado sus andadas en el universo de Vine, convirtiéndose en un «vinographer».
Otro ejemplo es la serie de seis vídeos realizados con Vine por la conocida fotógrafa (y usuaria activa de Vine) Meagan Cignoli para la tienda de tecnología Lowe’s. La agencia BBDO contrató a la artista en vez de hacer uso de algún trabajador interno no profesional. Parece que van surgiendo iniciativas de devolver el medio artístico a los artistas.
Aplicaciones como Vine o el vídeo de Instagram son excelentes vehículos de promoción y difusión, pero muchos son los que opinan que para conseguir contenidos de alta calidad de marca no hay que apoyarse únicamente en los usuarios y no profesionales sino utilizar un ojo entrenado que conozca el panorama «marketero».
¿Acabarán haciéndose los fotógrafos un hueco en las agencias como «vinographer»? El debate entre arte y oficio vuelve a abrirse en pleno siglo XXI.