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¿Esta Elon Musk clavando el último clavo en el ataúd de Twitter?

Adiós Twitter, hola X: ¿mamarrachada o revulsivo para la red social?

Esther Lastra

Escrito por Esther Lastra

Pese a que Elon Musk tiene la vitola de visionario (así lo atestigua su éxito en Tesla y SpaceX), parece improbable que pueda llevar realmente a buen puerto X.

Elon Musk vuelve a estar en boca de todos con su última ocurrencia (a bote pronto disparatada): «matar» la marca Twitter y reemplazarla por X. Y puede que el controvertido rebranding de Twitter, que es ahora X, sea de una torpeza supina, pero lo que cierto es que con el cambio Musk (tan aficionado a estar permanentemente en el calendero) ha logrado opacar el rutilante debut hace solo tres semanas de Threads, la alternativa de Meta a la red social del pajarito.

Es una incógnita si el magnate sudafricano ha decidido realmente enterrar Twitter para hurtar focos a Threads, que ha superado ya la barrera de los 150 millones de usuarios, pero lo cierto es que el olvido al que el rebranding de la red social del pájaro azul parece haber condenado a la app de Meta se antoja casi lo único bueno de un movimiento que, aunque anticipado en varias ocasiones, nadie esperaba realmente. ¿Por qué querría alguien «matar» una marca sólidamente asentada en el mercado como Twitter para reemplazarla por una marca absolutamente intercambiable como X? Solo Elon Musk es capaz de procurar respuestas a tan peliaguda pregunta.

El óbito de Twitter ha coincidido con un momento particularmente vulnerable para la red social, que debe bregar no solo con la amenaza de Threads sino también con la creciente competencia ejercida por plataformas alternativas con Bluesky y Mastodon.

La que fuera otrora «unique selling proposition» (USP) de Twitter como receptáculo de excitantes debates e informaciones de naturaleza exclusiva ha sido erosionada de manera más que ostensible en el transcurso de los últimos meses. Y ello se traduce también en el menguante número de usuarios de esta plataforma.

De acuerdo con los datos de Similarweb, el tráfico de Twitter habría sufrido un prolapso del 18,7% entre octubre de 2022 y marzo de 2023. Y no solo eso. En Estados Unidos los usuarios mensuales activos de la red social se habrían desmoronado un 14% en Android y un 15% en iOS.

Una cuarta parte de los usuarios de la red social del pajarito contempla asimismo como improbable o muy improbable su continuidad en Twitter en un plazo de un año, según un informe de Pew Research Group.

Elon Musk lo tiene complicado para convertir X en la «app para todo» que tiene en mente

La red social por la que Elon Musk abonó 44.000 millones de dólares en octubre del año pasado está en caída libre, aunque las dimensiones de su declive se desconocen en realidad a ciencia cierta. Recordemos que Twitter, que tenía en 2022 368,4 millones de usuarios mensuales activos, no publica datos sobre su número de usuarios desde que Musk se pusiera al timón de la compañía a finales del año pasado.

Pese a que Musk jura y perjura que Twitter ha batido récords de uso en las últimas semanas (coincidiendo precisamente con el debut de Threads), pocos se creen ya a un empresario con ínfulas de histrión y una malsana querencia por las mentiras.

Twitter se ha metamorfoseado en X para mirarse en el espejo de la «superapp» de origen chino WeChat y procurar cobijo a toda plétora de funcionalidades, desde los pagos online al e-commerce pasando por la mensajería. Elon Musk quiere replicar en Occidente el fenomenal éxito en China de WeChat apoyándose en X, su «app para todo».

Sin embargo, y aunque sobre el papel la «app para todo» imaginada por Musk suena bastante bien, en la práctica los planes del sudafricano parecen más bien difíciles de ser ejecutados. Al fin y al cabo, una «superapp» como en la que aspira a convertirse X debe garantizar a sus usuarios un mínimo de estabilidad y confianza. Y Twitter, cuya plantilla ha mermado ostensiblemente en los últimos meses, no es portadora a todas luces de esa estabilidad y confianza. La red social del pájaro azul ha estado lastrada últimamente por múltiples problemas técnicos y su servicio de atención al cliente es hoy por hoy virtualmente inexistente.

Quizás Musk trate de paliar el déficit de estabilidad y confianza de Twitter reclutando nuevos empleados, pero eso solo reparará parcialmente el daño que él mismo ha infligido a la plataforma con sus erráticas e imprudentes decisiones.

Pese a que Musk tiene la vitola de visionario (así lo atestigua su fenomenal éxito en Tesla y SpaceX), parece improbable que el sudafricano pueda llevar realmente a buen puerto X. Tanto en Tesla como en SpaceX Musk tenía a su favor la sensacional amalgama de innovación y recursos. Y aunque hace 15 años resultaba fácil soñar con la fabricación de automóviles eléctricos, solo Elon Musk tuvo la determinación y los recursos financieros necesarios para convertir en realidad lo que resultaba a bote pronto solo una quimera.

La «app para todo» de Musk echa anclas en una compañía, Twitter, fuertemente baqueteada en el plano financiero y promete albergar en un único lugar funcionalidades que ya ofrecen hoy por hoy en solitario (y con mucho éxito) otros muchos proveedores. X será solo un triunfo si consigue levantar los cimientos de una base de usuarios suficientemente amplia en el seno de la propia comunidad de Twitter, lo cual se presume harto complicado en vista de las cifras eternamente menguantes de la red social.

 

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