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ChatGPT, la media naranja de los profesionales de las redes sociales

ChatGPT, un compinche tan útil como imperfecto para los profesionales de las redes sociales

Esther Lastra

Escrito por Esther Lastra

ChatGPT es una herramienta potencialmente muy útil para la generación de contenido en las redes sociales.

ChatGPT ha irrumpido como un elefante en una cacharrería en la industria del marketing y la publicidad, adonde llega con el ánimo de hacer mucho más liviana la cotidianeidad de quienes se desenvuelven profesionalmente en este ámbito de actividad.

Particularmente útil se revela el célebre chatbot de OpenAI en el área del social media marketing, donde ChatGPT se topa, no obstante, de bruces con no pocos límites. Estamos, al fin y al cabo, frente a una herramienta tan novedosa como escasamente madura.

ChatGPT da cuenta, por lo pronto, de su utilidad en la fase de investigación que precede invariablemente a la generación de posts para las redes sociales. Esa fase de investigación se llevaba otrora a cabo fundamentalmente al abrigo de Google y puede ahora mudarse perfectamente a ChatGPT. Este chatbot está, no en vano, capacitado para poner sobre la mesa datos muy específicos que sirven de excelente punto de partida para la generación de contenido (en particular cuando el creador está a merced de algún bloqueo creativo).

El problema (en absoluto baladí) es que ChatGPT alberga en sus entrañas contenido actualizado solo hasta el año 2021, por lo que acontecido en 2022 y 2023 es territorio desconocido para el famoso chatbot.

Por esta razón, si abordamos un tema particularmente actual, deberemos necesariamente colgarnos del brazo de otras fuentes alternativas. El hecho de que ChatGPT sea huérfano de conocimiento más allá de 2021 supone inevitablemente un problema en un universo, el de las redes sociales, que está muy pegado a la actualidad y cuyo éxito es buena medida deudor de su celeridad a la hora de responder a tendencias actuales.

No obstante, y dejando este problema al margen, ChatGPT es una herramienta potencialmente muy útil para la generación de contenido en las redes sociales. Si un retailer desea, por ejemplo, publicar en las redes sociales una serie de recetas veganas con motivo de «Veganuary», obtendrá múltiples ideas en apenas unos segundos en el chatbot de OpenAI.

Conviene, no obstante, hacer notar que, a diferencia de Google, ChatGPT no se hará eco de la procedencia de las recetas mostradas al usuario, que utilizando tales recetas podría cometer potencialmente infracciones de «copyright». Por esta razón, si el contenido proporcionado por ChatGPT es especialmente sensible, será preciso llevar a cabo de manera absolutamente impepinable algún tipo de comprobación.

ChatGPT, el perfecto aliado de los profesionales de las redes sociales para el «brainstorming»

Si lo que queremos es aprovisionarnos de ideas para nuestros posts en las redes sociales, ChatGPT es también un asistente muy útil. Todo lo que tendremos que hacer será introducir unos pocos términos para obtener de manera inmediata sugerencias. Variando los términos introducidos, seremos agasajados además con variantes diferentes, por lo que ChatGPT es una máquina perfectamente engrasada desde el punto de vista del «brainstorming» y de sus entrañas brotan a borbotones en apenas unos segundos múltiples ideas que pueden traducirse a la postre en nuevas ideas en un bucle casi infinito.

El problema es que ChatGPT es hoy por hoy una herramienta tan demandada que en múltiples ocasiones no está disponible cuando más necesitados estamos de sus ideas. Para disfrutar de cortapisas de ChatGPT deberemos contratar la versión de pago del chatbot, que tiene un coste de 22 dólares al mes.

Conviene, por otra parte, tener en cuenta las redes neuronales que trabajan en las entrañas de ChatGPT están sometidas de manera constante a sesiones de entrenamiento y para ser entrenadas se apoyan también en los datos que nosotros le suministramos. En este sentido, deberemos tener la cautela de no alimentar nunca a ChatGPT datos potencialmente muy sensibles para nuestra empresa (por muy tentador que ello resulte).

Confiar a ChatGPT el «briefing» de un cliente o contratos para identificar potenciales mejoras es un error que puede a la larga costarnos muy caro. Al fin y al cabo, todos los datos volcados en ChatGPT se envían a un sistema externo para ser almacenados y después ser utilizados de nuevo. Razón de más para no compartir con ChatGPT planes, conceptos, estrategias o presupuestos que no son accesibles para todo el público y que están sujetos a cláusulas de confidencialidad.

Convenientemente amalgamado con otras herramientas de IA como DALL-E 2 y Midjourney, ChatGPT es también una herramienta muy útil para nutrir de contenido a los cada vez más ubicuos influencers virtuales. Con la IA a su vera, los influencers virtuales podrían ganar aún más tracción y ver amplificada su influencia. Además, los prescriptores virtuales espoleados por la IA son 100.000 veces más escalables que los influencers de carne y hueso, jamás duermen, trabajan las 24 las horas del día y están menos prestos a cometer meteduras de pata que pueden potencialmente comprometer la reputación de las marcas con las que colaboran.

 

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