
Social Media MarketingClubhouse parece haber llegado para quedarse en el universo 2.0
Clubhouse o la virtud de salir del cascarón en el momento adecuado
Por qué Clubhouse es una red social que le viene como anillo al dedo al "zeitgeist" actual
Clubhouse brinda funcionalidades únicas a sus usuarios y en este sentido tiene muchas papeletas para quedarse a nuestra vera durante mucho tiempo.
Una red social de nueva hornada ha secuestrado la atención de no pocos marketeros durante el último fin de semana. Clubhouse, la app de moda, echa raíces en el contenido en formato audio y quienes se unen a ella pueden escuchar conversaciones en directo y también tomar parte en ellas.
En cuestión de apenas unos días Clubhouse ha conseguido encaramarse al «top of mind» de no pocos profesionales del marketing, pero ¿tiene realmente potencial de futuro esta red social novel?
Lo que parece claro que Clubhouse ha desembarco en el competitivo mercado 2.0 en el momento adecuado y lo ha hecho además pertrechado de las funcionalidades adecuadas, explica Nicolas König en un artículo para Horizont.
La red social de la que todo el mudo habla funciona como una suerte de podcast. El usuario escucha a otras personas debatir sobre un tema en particular. ¿La diferencia con los podcasts al uso? Que en Clubhouse las conversaciones tienen lugar en directo y son interactivas. Los participantes pueden unirse a las conversaciones desarrolladas al abrigo de las denominadas «rooms» y contribuir con sus propios «insights» al debate.
Disponible por ahora únicamente en iOS, la app brinda al usuario la posibilidad de levantar la mano (virtualmente) para tomar parte en los debates (tan absorbentes como acalorados) que tienen lugar en el seno de Clubhouse.
Para zambullirse en el fenomenal universo de esta red social es preciso contar, eso sí, con una invitación y conviene hacer notar que cada usuario tiene únicamente potestad para hacer llegar dos invitaciones a su círculo de conocidos.
Clubhouse ha hecho su irrupción en el mercado en el momento adecuado
2020 fue probablemente el año del podcast, metamorfoseado (con todo merecimiento) en un auténtico «hype» en el trancurso de los últimos meses, y no solo para los «publishers» sino también para los marketeros.
Tras un año en el que los podcasts nos han salido literalmente por las orejas, llega Clubhouse para añadir un extra de innovación a este formato y seguir atrapando con firmeza nuestra atención (esa que tiende a diluirse como un azucarillo).
De Clubhouse sorprende, por otra parte, que está teniendo particularmente calado en el mundo de los negocios, en el ámbito B2B, quizás porque en la era precovid este ámbito de actividad acostumbraba a nutrirse de nuevos conocimientos en grandes eventos celebrados de manera presencial. Y ahora tales conocimientos llegan a sus oídos vía Clubhouse.
En esta red social los marketeros y otros profesionales vinculados al mundo de los negocios hallan las respuestas que necesitan para navegar por aguas tan turbulentas como rebosantes de cambios.
Estamos ante una plataforma lo suficientemente única como para perdurar en el tiempo
Algunos podrían argumentar que Clubhouse no difiere en realidad demasiado de plataformas como el foco puesto en el «podcasting» como Spotify. Pero en este canal la comunicación fluye en un único sentido y Spotify es huérfamo además del poder social que brinda Clubhouse a sus usuarios mediante el «following» y el «sharing».
Clubhouse agasaja a sus usuarios con funcionalidades únicas y en este sentido tiene muchas papeletas para quedarse a nuestra vera durante mucho tiempo, asevera König.
Además, esta app tiene madera para conquistar no solo a los marketeros ávidos de nuevos conocimientos. En esta app podrían recalar, por ejemplo, programas de televisión para fomentar el intercambio de opiniones entre los espectadores (particularmente prestos a darle a la sin hueso en los «reality shows») y también, cómo no, marcas para forjar relaciones más estrechas y cercanas con sus clientes.
A Clubhouse le aguarda un próspero futuro por delante, pero a medida que se acerque a las masas, deberá lidiar también con el que es potencialmente su gran talón de Aquiles: los contenidos inadecuados, que deberá domeñar necesariamente con herramientas de moderación mucho más estrictas.
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