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Elon Musk inicia su reinado en Twitter con muchos trols y acreedores correteando en palacio

Social Media MarketingElon Musk asume no pocos riesgos con la compra de Twitter

Los problemas que Elon Musk deberá afrontar en Twitter

Elon Musk inicia su reinado en Twitter con muchos trols y acreedores correteando en palacio

Esther Lastra

Escrito por Esther Lastra

Elon Musk deberá hacer frente a no pocos problemas en calidad de nuevo "rey" de Twitter, una plataforma de la que los anunciantes podrían terminar huyendo con la irrupción del sudafricano.

Elon Musk se ha salido finalmente con la suya. Y Twitter aceptó ayer la oferta del empresario sudafricano para adquirir la red social del pájaro azul por 44.000 millones de dólares (el equivalente a 54,20 dólares por acción).

La junta directiva de Twitter señ resistió en un principio al asalto de Musk valiéndose de la denominada «píldora envenenada» con el último objetivo de bloquear la compra del CEO de Tesla, pero ayer se rendía. Nadie (salvo Musk) iba ofrecer, al fin y al cabo, tantísimo dinero por una red social que llevaba desde hace tiempo a merced del anquilosamiento.

El éxito de Twitter como plataforma en el plano de la cultura popular ha terminando emancipándose del éxito de Twitter como empresa. El hecho de que políticos, periodistas e incluso magnates de la tecnología como Elon Musk utilicen la red social del pajarito no oculta que la compañía se ha quedado por detrás de rivales como Meta o Snap desde el punto de vista financiero.

En 2021 Twitter ingresó en sus arcas 5.000 millones de dólares y sufrió unas pérdidas de 220 millones de dólares. Su número de usuarios lleva además estancado desde hace años y la plataforma no ha cambiado apenas en los últimos años. Twitter es ahora en todo caso problema de Musk. Pero, ¿podrá el empresario sudafricano solventar los problemas que acechan a la red social? Y quizás lo más importante, ¿a qué aspira Elon Musk con la adquisición de Twitter?

Twitter, una red social relevante que hace aguas por todas partes en el plano financiero

Lo que parece claro es que ganar dinero con Twitter no parece ser una máxima prioridad para el CEO de Tesla. El negocio de la red social no interesa particularmente al sudafricano, tal y como él mismo declaró hace poco en una entrevista. En sus primeras declaraciones tras la adquisición de Twitter Musk hizo hincapié en que Twitter era «un mercado digital de ideas» donde podían ser discutidas «cuestiones sobre el futuro de la humanidad».

Las ideas de Elon Musk para cambiar Twitter son a bote pronto bastante rudimentarias. Su intención es apostar por la transparencia y dar cuenta de cómo funcionan los algoritmos de la red social para recomendar contenido y verificar si un usuario es una persona real o un bot a fin de cortar las alas al spam. Se trata de plan loable, pero no es en modo algo original y menos aún lucrativo.

El hecho de que firmas de capital de riesgo como Silverlake o Thoma Bravo no se hayan involucrado finalmente en la adquisición de Twitter es también una señal de que Musk podría no tener demasiado dinero a su disposición para hacer y deshacer en la red social (al menos por hora). Algunos inversores profesionales habían contemplado unirse a la oferta lanzada por Musk, pero se retiraron en el último momento (probablemente conscientes de que con el sudafricano al frente Twitter no iba a ser necesariamente más rentable).

Es más, la obsesión de Musk con la libertad de expresión podría trocarse en un problema económico de primer orden para Twitter. Si el nuevo dueño de la red social permite que los negacionistas del cambio climático o trols profesionales como el expresidente Donald Trump regresen a la plataforma, los anunciantes podrían huir en desbandada de Twitter. Las redes sociales bloquean contenido potencialmente subversivo y controvertido no solo para proteger a sus usuarios de este tipo de contenido sino también porque a los anunciantes no les gusta ver emplazados sus anuncios juntos a mensajes de neonazis y teóricos de la conspiración.

¿Se quedará Twitter compuesto y sin anunciantes?

Y no pocos expertos en la industria publicitaria temen que, con Musk al timón, Twitter deje de ser un entorno seguro para las marcas. Lo que parece claro es que Musk no está demasiado interesado en el negocio publicitario de Twitter (aunque es el que reporta a la red social la mayor parte de sus ingresos). El sudafricano quiere enfocarse a las suscripciones para dar fuelle a los ingresos de la compañía. Sin embargo, Twitter Blue, un servicio de suscripción que la red social del pájaro azul estrenó hace algunos meses, no se ufana de ser un éxito precisamente.

En Silicon Valley Twitter es contemplado en muchos sentidos como un cementerio de oportunidades perdidas. Twitter, que otrora fue un feroz contendiente de Facebook, ha terminado desgastándose con el tiempo en gran medida por culpa de su caótica dirección. En 2012 Twitter compraba, por ejemplo, la plataforma de vídeos cortos Vine y cerraba el servicio apenas cuatro años después. Muchos de los antiguos usuarios de Vine se mudaron entonces a una plataforma de nueva hornada que sería posteriormente rebautizada como TikTok y que a día de hoy supera ampliamente en número de usuarios y valor de mercado a Twitter.

El problema de Twitter es que durante mucho tiempo tuvo solo un jefe a tiempo parcial al frente. Jack Dorsey, CEO de la red social hasta finales del año pasado, compaginó la dirección de Twitter con la dirección de su otra compañía, Square (recientemente rebautizada como Block) y nunca estuvo volcado al 100% en la red social del pajarito.

Parag Agrawal, el sucesor de Dorsey al frente de Twitter, podría ser despedido tras la compra de Twitter por parte de Elon Musk. Así lo ha sugerido al menos el sudafricano. El CEO de Tesla necesitará, por lo tanto, apoyarse en un hombre fuerte para dirigir Twitter o incluso asumir él mismo el cargo de director ejecutivo de la compañía.

Sin embargo, Musk ya dirige en la actualidad cuatro compañías de manera simultánea: Tesla, SpaceX, Boring Company y Neuralink.

Lo más probable es que Musk asuma también la dirección de Twitter y se rodee de una junta directiva de su confianza para gestionar el día a día de la red social. En Tesla y SpaceX el sudafricano apuesta ya por una fórmula similar.

Al caos que podría desatarse en la cúpula directiva de Twitter con Musk al frente podría sumarse también un éxodo de empleados. Muchos trabajadores de Twitter temen aceptar órdenes de un multimillonario volátil o trabajar para la plataforma de la que podría valerse Donald Trump para orquestar su regreso a la Casa Blanca (porque el controvertido expresidente estadounidense podría efectivamente volver a darle a la sin hueso en la red de microblogging).

Con la adquisición de Twitter Elon Musk incurre en no pocos riesgos financieros

Para pagar los 44.000 millones de dólares que le ha costado Twitter Elon Musk ha obtenido aproximadamente la mitad del dinero de bancos de inversión como Morgan Stanley. El resto del dinero lo pondrá él mismo con sus propios activos.

El hombre más rico del mundo puede sin lugar a dudas permitirse el lujo de comprar Twitter. El problema es que la fortuna del sudafricano echa raíces sobre todo y ante todo en las acciones de la que es dueño y no tanto del dinero en efectivo. De hecho, en alguna ocasión Musk se ha referido a sí mismo como «pobre en dinero en efectivo».

Musk venderá probablemente acciones de Tesla para sufragar la adquisición de Twitter, pero hay quienes temen que si opta por este proceder, podría estar enviando señales de que su interés por el célebre fabricante de coches eléctricos se está resquebrajando.

Tesla tiene actualmente un valor de 1 billón de dólares y Musk es dueño de aproximadamente el 20% de la compañía. Es más que evidente, por lo tanto, que con los títulos de Tesla Musk puede costear (sin rasgarse demasiado los bolsillos) la compra de Twitter.

Así y todo, los mercados bursátiles se encuentran actualmente en un momento particularmente volátil. Las acciones de gigantes tecnológicos como Meta o Netflix se han desplomado recientemente en más de 20% en apenas una jornada. Si Wall Street se vuelve contra Tesla, el castillo financiero de Musk podría desmoronarse y para pagar la deuda contraída por los bancos, el sudafricano tendría que sacar a la venta aún más títulos (lo que podría terminar perjudicando a la postre a la compañía de vehículos eléctricos).

El destino de Twitter es en buena medida deudor de una empresa que vende automóviles eléctricos y de un dueño cuyos planes para la red social no están aún demasiado claros.

 

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