El terror en las redes sociales de Hamás
Hamás o la metamorfosis de las redes sociales en una abyecta herramienta en pro del terrorismo
Desde que los ataques de Hamás se iniciaran el pasado 7 de octubre, las redes sociales han gozado de especial prominencia en las acciones del grupo terrorista.
La muerte de Braha Levinson es definitivamente una de los decesos más truculentos nacidos al calor de los ataques perpetrados por Hamás contra la población civil israelí. Y no solo porque los terroristas asesinaron vilmente a esta mujer, abuela de nueve nietos, en su casa en el «kitbbutz» Nir Os, sino porque sus asesinos tomaron su smartphone, la filmaron agonizando y publicaron después el vídeo en la cuenta de Levinson en Facebook para que sus familiares pudieron contemplar horrorizados su propio óbito.
«A las 7 de la mañana de asistí a la peor pesadilla de mi vida. Un terrorista irrumpió en casa de mi abuela, la asesinó, le quitó el teléfono, filmó su agonía y a continuación colgó el vídeo en su muro de Facebook. Así es como me enteré de la muerte de mi abuela», explica Mor Bayer, nieta de Braha Levinson.
A ojos de los expertos, este acto inaugura una nueva y abyecta era en el terrorismo que se cobija bajo el ala de las redes sociales. «Nunca antes había existido esta forma de terrorismo. Hemos tenido por supuesto ataques terroristas que han sido retransmitidos en directo a través de las redes sociales, como el que tuvo lugar en Christchurch (Nueva Zelanda) en 2019. Y también en el sur de Estados Unidos, en la frontera con México, milicias de extremistas han filmado actos de violencia contra los inmigrantes y los ha publicado a continuación en la red de redes. Pero que los terroristas filmen un vídeo con el teléfono de la propia víctima y lo publiquen directamente en su perfil en Facebook inaugura definitivamente una nueva dimensión en lo que al terrorismo en las redes sociales se refiere», explica Julia Ebner, investigadora del London Institute for Strategic Dialogue, en declaraciones a Spiegel.
Desde que los ataques de Hamás se iniciaran el pasado 7 de octubre, los vídeos online han gozado de particular prominencia en las acciones del grupo terrorista. Hay grabaciones, por ejemplo, del secuestro y el maltrato de la joven israelí de 22 años Shani Louk, que se desangra y yace casi desnuda en un camión de Hamás. Otros vídeos muestran a terroristas de Hamás asaltando ciudades, derribando puertas y pegando tiros (y tales clips parecen filmados por los propios atacantes y sus acompañantes). Algunos de los terrorismos portan asimismo cámaras GoPro para dota de un mayor dramatismo a vídeos ya de por sí extraordinariamente truculentos.
Las redes sociales como herramientas para alentar el terror
El caso de Braha Levinson no es el único en el que Hamás se ha apoyado en las redes sociales para sembrar el terror entre los familiares de sus víctimas. Los secuestradores de un asistente a un festival de música en el desierto Negev tomaron el smartphone de su víctima y se filmaron a sí mismos asesinado al joven y a su novia. A continuación, enviaron el vídeo a la madre de la víctima.
Otra madre ha estado recibiendo igualmente un gran volumen de llamadas telefónicas y mensajes de texto de partidarios de Hamás desde que su hija fuera secuestrada hace unos días. «Quienes la llaman se burlan de ella y le dicen que su hija va a morir», apunta la experta en comunicación Anat Ben-David desde Tel-Aviv.
«Hamás utiliza internet para maximizar el impacto de sus actos de terror y la mayor parte de las plataformas no están respondiendo adecuadamente», denuncia Ben-David.
Julia Ebner subraya, por su parte, que el efecto psicológico de este tipo de terrorismo es de dimensiones absolutamente ciclópeas. Las filmaciones son «una suerte de terrorismo inspiracional» y motivan a los simpatizantes de Hamás a replicar acciones y filmar también sus actos de terror. Pero sobre todo los terroristas buscan «incrementar su número de víctimas», dice Ebner. Las primeras víctimas son aquellas que sufren abusos y son asesinadas y las siguientes son sus familiares y también el público general que es confrontado con tan abracadabrantes imágenes.
El terror campa particularmente a sus anchas en X y Telegram
Aunque Hamás esparce sus actos de terrorismo en todo tipo de canales online, hay dos plataformas que juegan un rol particularmente preponderante en la diseminación de contenido violento. Según los expertos, buena parte de ese contenido es fácilmente accesible a través de Telegram y también a través en X (antes Twitter). Ebner denuncia que este contenido, a todas luces distribuido por Hamás, debería ser eliminado y bloqueado con mucha más celeridad por parte de Telegram y X.
De todos modos, el rol de WhatsApp en la difusión de desinformación y de contenido extremista no debería ser tampoco subestimado. Esta plataforma es, al fin y al cabo, de naturaleza no pública y es prácticamente imposible rastrear la influencia del contenido que allí se abre paso. «En lo que se refiere a la desinformación, WhatsApp es la plataforma que más me preocup», confiesa Ben-David.
Contenido de naturaleza inquietante recala asimismo en TikTok. No en vano, un buen número de padres israelíes han exigido a la red social oriunda de China que borren los vídeos en los que sus hijos son víctimas de abusos por parte de Hamás.
Muchas plataformas 2.0 han fallado en el transcurso de la última semana a la hora de frenar el terror de Hamás
La Liga Antidifamación, una ONG estadounidense cuyo último objetivo es combatir el extremismo en la red de redes, ha hecho un llamamiento a las redes sociales para que pongan más de parte para parar los pies al terrorismo de Hamás. Esta organización considera que las plataformas online deberían invertir más recursos a la hora de identificar qué publicaciones quebrantan sus normas y cuáles no.
«Muchas de las grandes empresas de internet han fallado en la última semana y no han reaccionado de manera suficientemente rápida y consistente al terrorismo de Hamás», asevera Daniel Kellyey, portavoz de la Liga Antidifamación, en declaraciones a Spiegel. Hasta la fecha ha habido muy poca transparencia por parte de estas compañías a la hora de bregar con el contenido diseminado por Hamás. «Es francamente decepcionante. Nos gustaría que las plataformas fueran más proactivas», subraya Kelley.
Simultáneamente los expertos coinciden en señalar que la guerra y el terrorismo son invariablemente difíciles de gestionar para las plataformas online. Y esto es particularmente evidente en los vídeos de asesinatos enviados por Hamás a los familiares de las víctimas. Para las redes sociales es «extraordinariamente complejo» tomar acciones contra contenidos que son distribuidos a través de los canales de las víctimas, que no están obviamente vinculados a cuentas extremistas, admite Julia Ebner. Hay soluciones técnicas como la detección de armas y de sangre en los vídeos una vez estos han visto la luz en las redes sociales, pero «cuando tales clips se eliminan, llevan ya generalmente mucho tiempo online».
Meta ha reaccionado ya y ha creado un equipo de crisis enfocado a la detección de desinformación y contenido violento en sus dominios. La matriz de Facebook dice haber eliminado más de 795.000 publicaciones de origen hebreo y árabe en apenas tres días desde el pasado 7 de octubre.
La compañía se ha comprometido además a borrar todas aquellas imágenes y vídeos donde sean claramente identificables rehenes de Hamás. Y este mismo principio se aplicará aun cuando el material busque condenar los ataques de Hamás y concienciar sobre la situación de las víctimas.
X asegura, por su parte, que ha eliminado ya o en su defecto añadido etiquetas de advertencia a decenas de miles de posts y ha borrado asimismo centenares de cuentas vinculadas a Hamás. La red social de Elon Musk decidió a actuar después de que la Comisión Europea le echara en cara la semana pasada que no estaba haciendo lo suficiente para combatir la desinformación y el contenido violento en su plataforma.
Los «live streams», una herramienta tan abracadabrante como difícil de controlar por parte de las redes sociales
Más difícil lo tienen, no obstante, las redes sociales para eliminar los directos, donde los empleados de las plataformas online no saben a menudo a ciencia cierta si tales directos procuran cobijo a contenido previamente grabado que nunca debería hacer visto la luz en internet. Y cuando las empresas por fin reaccionan y borran los directos, siempre hay alguien que hizo previamente una copia y puede volver a subir el contenido.
Para prevenir este tipo de casos las grandes plataformas 2.0 formaron una coalición tras los ataques terroristas de Christchurch en 2019. En el Global Internet Forum to Counter Terrorism las compañías de internet intercambian datos y grabaciones individuales para que cualquier intento de volver a subir el contenido sea automáticamente bloqueado. No obstante, esta coalición solo reduce la difusión de vídeos violentos y no la extirpa en modo alguno de raíz.
Conviene además tener en consideración que el factor sorpresa de los ataques de Hamás ha tenido pérfidas consecuencias en la red de redes. Puesto que las autoridades oficiales estuvieron ausentes en las primeras horas tras los ataques, mucha gente comenzó a buscar información en Telegram, denuncia Ben-David. «Yo misma sigo muchos canales de Hamás, pero solo porque busco fotos de una joven con el tatuaje de una mariposa. Es la sobrina desaparecida de una compañera», dice.
Pese a lo pavoroso de su contenido, los canales de Hamás se han convertido en una suerte de salvavidas al que se aferran las familias de las víctimas, que están, al fin y al cabo, lastradas por la falta de información por parte de las autoridades gubernamentales.