Las redes sociales no obrarán el milagro del engagement, pero su cabeza sí
En los últimos tiempos se ha venido anunciando la inminente muerte de la televisión y es que, el auge de las redes sociales y servicios en streaming ha provocado una mayor migración de espectadores hacia contenidos sin reglas escrita de tiempo y espacio.
Dado este hecho, parecería algo estúpido seguir invirtiendo dinero en insertar publicidad en un medio moribundo.
Un reciente estudio asegura que en el Reino Unido, el público consume de media 18,5 minutos de publicidad en vídeo al día, el 93% de ese tiempo se concentra en las programaciones en directo y el DVR mientras que el vídeo online y el vídeo bajo demanda acaparan solamente el 7%, Youtube, en concreto, supone un 0,5%.
Por lo tanto, no, la televisión no ha muerte o al menos, no de momento. De hecho, ha ocurrido todo lo contrario, ha sido resucitada gracias a las redes sociales y la variedad de dispositivos disponibles y es que, el consumo de televisión ha aumentado desde la aparición de estos aparatos y, adivine, se produce a través de la «caja tonta».
Los marketeros, sin embargo, siguen obcecados en el mundo digital y las redes sociales como único medio de salvación de la publicidad.
Una industria en donde la competencia es cada vez mayor, con cambios constantes y necesidad de innovación ha provocado que los publicistas estén más preocupados ahora por seguir las modas y no quedarse atrás en las corrientes sociales en vez de analizar con detenimiento el por qué de las campañas.
Y es que, si nos paramos a pensar, la mayoría de las marcas que tienen éxito en las redes sociales y el mundo online es porque previamente y durante muchos años han estado invirtiendo sus presupuestos en los medios tradicionales y lo siguen haciendo a día de hoy.
Lo cierto es que no se trata de una cuestión de formatos sino de calidad, de la calidad de las ideas. El público verá lo que le interesa y consumirá los contenidos más atractivos y creativos independientemente de si se trata de publicidad o no o a través de qué dispositivo.
Por lo tanto, ya es hora de abrir los ojos marketeros y dejar de llevarse por la emoción del momento.
Construir relaciones entre consumidores y marcas no se basa en crear una personalidad de marca con voz propia y atribuirle cualidades humanas para acercarse de manera más personal a los consumidores sino en ofrecer a la audiencia la mejor de las calidades creativas. Solo así conseguirá un verdadero y real engagement.