
*Deutscher Medienkongress 2015medios propios
En el marketing tanto montan, montan tanto, los medios pagados como los medios propios
El marketing de contenidos se ha convertido en el «palabro» favorito de muchos «marketeros». Pero, ¿está de verdad el marketing de contenidos sacudiendo los cimientos «marketeros»? ¿Es su influencia tan arrolladora como parece? Cinco «marketeros» de excepción, Christiam Bachem (socio de la consultora .companion), Lukas Kircher (director de C3), Paul Remitz (CEO de MediaCom), Thomas Strerath (Jung von Matt) y Michael Willeke (director de marketing de Coca-Cola en Alemania), intentaron ayer responder a estas y otras preguntas en el congreso de medios «Deutscher Medienkongress».
A juicio de Remitz, la creciente popularidad de los marketing de contenidos y por ende de los medios propios no significa ni mucho menos la «muerte» de los medios pagados. «Los medios propios no pueden funcionar sin los medios pagados y viceversa», subrayó.
“Muchos creen que en los medios pagados los anunciantes pueden amasar clientes a su antojo, simplemente porque han pagado, y no es así”, explicó, por su parte, Strerath.
Lo que está fuera de toda duda es que los medios propios, el marketing de contenidos en definitiva, son cada vez más populares entre los “marketeros”. “En el universo B2B, por ejemplo, los presupuestos antaño dedicados a las relaciones públicas se están desplazando cada vez más al marketing de contenidos”, constató Kircher.
Más allá del marketing de contenidos en la mesa de debate salió también a colación el tema de la relación entre anunciantes y agencias, una relación en la que hay necesariamente un tercero en discordia: el consumidor. “No podemos escuchar sólo lo que nos dicen las agencias sino también lo que nos dicen nuestros propios clientes”, indicó Willeke, de Coca-Cola.
Otro tema que se abrió hueco en la mesa redonda fue el del futuro de la televisión. ¿Tiene realmente futuro la publicidad en la pequeña pantalla? Sí y esa publicidad tendrá una duración similar a la que tiene en la actualidad. “Lo que está claro es que no se pueden contar fantásticas historias en 10 ó 20 segundos”, destacó Remitz.