El futuro en manos del sector publicitario
¿Puede la publicidad cambiar el mundo hostil en el que vivimos?
"Si la industria publicitaria retirara sus dólares publicitarios, dos de las compañías más rentables y peligrosas del mundo, Google y Facebook, se evaporarían en cinco minutos", expresa Bob Hoffman, quien se ha ganado la fama -más que trabajada- de ser el Ad Contrarian del mundo de la publicidad y el marketing.
Hace tiempo que el mundo evoluciona a pasos agigantados. La era de internet ha conseguido que nos movamos a un ritmo vertiginoso. Por supuesto, la vida digital ha traído progreso, evolución y un sinfín de buenas acciones y nuevas formas de actuar. Pero también estos claros cuentan con sus grises: la intolerancia, las mentiras, la desinformación y, por supuesto, los haters.
Un detractor precisamente de ese mundo digital es Bob Hoffman, quien se ha ganado la fama -más que trabajada- de ser el Ad Contrarian del mundo de la publicidad y el marketing. Cada artículo y texto que publica y comparte está marcado de una sonada crítica y visión dura sobre el mundo publicitario, sobre todo, enfocado en el universo digital. Hoy mismo, a través de su blog, publicaba un artículo titulado como Las seis etapas del engaño digital, toda una declaración de intenciones.
«Puede que hayas notado que el mundo es un desastre. Está plagado de odio, mentiras, teorías de conspiración, violencia y hostilidad entre países y dentro de los países. No es bonito y está empeorando. Uno de los factores en la creciente polarización es la influencia de internet», reza Hoffman en otro de sus artículos donde critica duramente a Arianna Huffington por su defensa en 2012 de YouTube y los blogs como frenos de las mentiras en internet.
«Nunca se ha dicho nada más tonto. Es difícil imaginar que alguien se equivoque más», sentencia Hoffman. De hecho, tal y como señala el experto, internet ha conseguido que sea más fácil que nunca difundir mentiras a lo largo de la red, a través de dos caminos: las publicaciones y los anuncios en redes sociales y los algoritmos de búsqueda «que atrapan a las personas en un vórtice de mentiras y tonterías cada vez más radicales».
Pese al enorme montante de actualizaciones que las redes sociales están lanzando para hacer frente a las mentiras y a la desinformación que sufren los ciudadanos, parece que el problema no cesa y que las fake news campan a sus anchas por el infinito universo de la red. «No podemos sperar que Google, Facebook (y sus engendros, YouTube e Instagram) o Twitter hagan algo serio sobre estos problemas. Aunque son los principales depósitos del odio y las mentiras, también son los principales benefactores«, expresa Hoffman. Para el contrariado del mundo digital tampoco es posible esperar nada de los gobiernos, llegando a definirlos como «demasiado estúpidos, ineptos y políticamente absortos».
Entonces, ¿en quién pueden confiar los ciudadanos para que acaben con la vida hostil que nos rodea e involucra a través de las redes sociales? Para Hoffman hay una variable que no se había señalado antes: la industria publicitaria. Y es que, no hay que olvidar que las redes sociales y los motores de búsqueda viven del dinero que ingresan del sector publicitario. La acción, en palabras del experto quedaría clara: «Si la industria publicitaria retirara sus dólares publicitarios, dos de las compañías más rentables y peligrosas del mundo, Google y Facebook, se evaporarían en cinco minutos». Para ello, Hoffman ha elaborado un plan, El plan de las diez semanas.
Para él, la solución pasaría porque la Asociación de Anunciantes Nacionales (ANA) y la (Asociación Americana de Publicidad (4A) se reúnan con Google y Facebook para «obligarles a deshacerse del contenido de odio, la fealdad y las incitaciones a la violencia». Además de eso contratar a las personas suficiente que verifiquen las publicaciones correctamente antes de su publicación, cambie los algoritmos para no atraer el odio hacia las personas.
Por otro lado, si después de 90 días no se ha limpiado las plataformas correctamente, implementar un programa de 10 semanas para hacerlo. De esta forma, cada semana que no se lleve a cabo esta limpieza satisfactoria se irá reduciendo el gasto que el sector tiene en ambas. «Somos la máquina del dinero que lo financia todo. Somos los pagadores y podemos usar nuestro poder para hacer algo bueno para un cambio», declara Hoffman.
Para el experto, la industria publicitaria ha estado del lado incorrecto en esta lucha pero eso puede cambiar enmendando los errores, al tener potestad sufiente para hacerlo. «Veamos si nuestra industria, que se burla de la mierda de «propósito de marca», puede demostrar algún propósito de marca. Todo lo que se necesitaría es lo único que no tenemos: integridad. De acuerdo, dos cosas y bolas», manifiesta.