En la actualidad estamos viviendo la era de la internacionalización y de la globalización. Todo el mundo apuesta por ellas, nadie lo pone en duda, el lema vigente es «Lets go global!». Sin embargo, algunas personas no están tan seguras. Es muy fácil hablar en abstracto, pero, a la hora de llevar los pensamientos a la práctica, no resulta tan sencillo.
Knut Gölz, director de relaciones públicas de la DDV, la Asociación Alemana de Marketing Directo, es una de las personas que se han parado a reflexionar. El MD es el sector por excelencia de la comunicación one-to-one. Debe dirigirse a sus clientes allí donde se encuentren y siempre de manera que se les entienda.
Por ejemplo, en el ámbito del marketing directo clásico, si se pretenden realizar malings al extranjero, los denominados Cross-Border-Mailings, la adaptación a las costumbres locales comienza por de pronto en el tamaño del sobre, el tipo de papel o el tipo de letra, además de las sensibles diferencias en cuanto al contenido, sin contar con el problema de las existencias de direcciones internacionales de las que se disponga.

Además, ¿qué hacemos con las diferencias lingüístico-culturales existentes? Si ni siquiera los gustos, las mentalidades y las costumbres, por no olvidarnos de los idiomas, son homogéneos dentro de un mismo país, ¿cómo serán una vez traspasadas las fronteras? ¿Acabará imponiéndose la lengua inglesa? Si es así, ¿cuáles pueden ser las consecuencias, tanto para los clientes, como para los empresarios? Son muchas las cuestiones a tener en cuenta.
No debemos menospreciar en absoluto estas reflexiones que Gölz lanza al aire, por parecernos bastante acertadas, y a las que sin duda no es empresa sencilla encontrarlas solución satisfactoria.