Plantando la simiente de la innovación en tiempos de coronavirus
5 campos abonados para la innovación marketera en la era poscoronavirus
¿Cómo cambian las expectativas que el consumidor deposita en las marcas? Y aún más importante: ¿qué oportunidades en cuanto a innovación hay solapadas a la pandemia?

Autor de la imagen: Crea2ors Sve & Ka
El confinamiento forzoso ha dado la vuelta como un calcetín a las vidas de la gente, que se ha visto obligada a pertrecharse de nuevos hábitos y nuevas formas de pensar en tiempo récord.
Aguijoneados por la presencia del coronavirus en nuestras vidas, compramos, trabajamos, aprendemos y nos comunicamos de manera diferente.
Pero, ¿cuántos de estos comportamientos de nueva hornada se mantendrá incólumes tras la crisis? ¿Cómo cambian las expectativas que el consumidor tiene a bien depositar en las marcas? Y aún más importante: ¿qué oportunidades en cuanto a innovación hay solapadas a la pandemia?
Estas y otras preguntas son resueltas por un estudio etnográfico desarrollado por las agencias Point Blank y Grabarz JMP. Y sus autores diseccionan en un artículo para Horizont las nuevas necesidades nacidas al calor del COVID-19 y la manera en que tales necesidades pueden trocarse en terreno abonado para la innovación:
1. Reflexión y desarrollo del propio yo
La cuarentena ha brindado a las personas la oportunidad de escucharse a sí mismas y de vivir de acuerdo con sus particulares biorritmos. La gente ha tomado distancia con respecto a su cotidianeidad más tóxica y ha reajustado sus prioridades.
En tiempos de crisis tendemos a ser pródigos en mimos con nosotros mismos, nos cuidamos más y estamos más predispuestos a dormir mejor, a tener una mejor alimentación y hasta a hacer más ejercicio.
Esta nueva situación es la perfecta catapulta para los servicios y las herramientas que ayudan a la gente a relajarse y a regenerarse o a descubrir áreas inexploradas hasta ahora en lo más recóndito de su ser.
2. Productos y servicios digitales
La aceptación por parte del consumidor de las ofertas de naturaleza digital (desde las misas online a las visitas virtuales al médico) se ha puesto por las nubes en las últimas semanas. Las trabas con las que se topaban hasta hace poco este tipo de servicios han sido echadas abajo en gran medida.
Pero al mismo tiempo la crisis ha puesto de manifiesto que el contacto personal y las experiencias físicas son absolutamente irremplazables para el ser humano.
En el futuro a medio y largo plazo las marcas tendrán frente a sí el hercúleo reto de alumbrar servicios digitales que complementen las ofertas físicas (sin reemplazarlas necesariamente).
3. Salud y seguridad
El COVID-19 nos han enseñado a estar más vigilantes que nunca de nuestra propia salud. Por esta razón, en el futuro muchas innovaciones (ya sean estén emparentadas con la higiene personal, con los sistemas de monitorización o con el control de la polución atmosférica) pivotarán en torno a la protección proactiva de nuestra propia salud (en particular si ésta es frágil).
Como consecuencia del coronavirus muchos consumidores están igualmente ávidos de una cadena de suministro más segura y más estable y menos dependiente de las mismas empresas de siempre. Esta circunstancia es lógicamente también el germen de compañías y productos de nueva hornada.
5. Ecología
La pandemia ha otorgado máxima visibilidad al impacto de las acciones humanas en el medio ambiente y a los increíbles poderes curativos de la naturaleza cuando se libera del yugo de los humanidad en su vertiente más destructiva.
El consumidor contempla ahora las ciudades de manera diferente y quiere vivirlas también de manera distinta. La gente anhela más que nunca incursionar en ellas paseando y circulando en bicicleta (sin necesidad del coche, quizás mucho menos omnipresente en las urbes del futuro).
La creciente conciencia ecológica del consumidor tendrá un impacto de primer orden en la planificación urbanística y también en la conservación de la naturaleza, dando a lugar, por ejemplo, a nuevos conceptos en materia de movilidad.
5. Comercio social y local
El confinamiento no ha hecho sino corroborar lo extraordinariamente importantes que son la cohesión social y la acción local.
Estamos asistiendo a un renacimiento extraordinariamente moderno y creativo del comercio local. Y se están poniendo asimismo en primer plano las redes vecinales.
Pese a estar a merced de la recién inaugurada distancia social, estamos paradójicamente más unidos a nivel local, por lo que buena parte de las innovaciones del futuro estarán permeadas de una buena dosis de responsabilidad social.