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9 claves para encandilar a los sabiondos y exigentes pequeños consumidores

Redacción

Escrito por Redacción

little_einstein-1024x682Los marketeros se encuentran en una constante búsqueda de su target y, para ello, despliegan todas sus capacidades y herramientas que enganchen a los consumidores y los retengan como fieles clientes de las marcas.

Sin embargo, la fidelidad en los tiempos que corren es un premio que el público concede cada vez menos a las marcas y es que, a medida que avanza el mundo tecnológico, también los consumidores se vuelven cada vez más exigentes y piden más requisitos que hagan a las marcas merecedoras de un hueco en su corazón (y en sus casas).

Con la apertura de canales de comunicación debido al mundo digital, las oportunidades son muchas más para la publicidad pero también aparecen nuevos retos con los que lidiar como la fragmentación creciente de los consumidores, cada vez más reducidos y determinados.

El target por excelencia es el de los millennials, esa generación de jóvenes que tantas alegrías (y alguna que otra tristeza pues no son nada fáciles de convencer) generan en los marketeros gracias a su enorme potencial. Pero si hay un público casi tan difícil y desde luego más olvidado que los millennials son los niños, el público infantil.

Los más pequeños de la casa son un grupo de consumidores con unas características peculiares que deben ser tenidas en cuenta antes de lanzar una campaña que quiera captar su atención. Así, el blog themodernkids.com nos ofrece las 9 claves de este mercado:

1. Son un grupo heterogéneo
Aunque todos son niños, no por ello debemos dar por hecho que sus intereses son los mismos, sus comportamiento o hábitos y es que, al igual que dentro de los millennials existen subgrupos, los infantes también son diferentes.

2. Reciben dinero de manera regular y con carácter extraordinario
Cuando viene el Ratoncito Pérez, la paga semanal o cuando toca visita a la abuela, son muchos los pequeños que reciben una pequeña propina que consigue sacarles una sonrisa de oreja a oreja.

Este dinero, está destinado a invertirlo en lo que ellos quieran, ya sea para ahorrarlo o para comprar ese juguete que días antes han visto en la publicidad televisiva.

3. No los subestime
Se trata de una generación que ha nacido con el pleno desarrollo del mundo 2.0 y por este motivo, son capaces de manejar, un smartphone, Tablet, ordenador o wearable con la más asombrosa de las solturas.

Por ello, saben perfectamente cómo informarse sobre los productos y cada vez tienen más claro lo que quieren hasta el punto de convertirse en los propios prescriptores de sus padres.

4. Crecen más deprisa
Seguro que más de una vez ha escuchado eso de “yo con 12 años todavía jugaba a las muñecas”. Y lo cierto es que, hoy en día los niños aprenden más rápido, crecen más rápido y desarrollan unas habilidades más propias de adultos que de pequeños.

5. Son exigentes
¿Y quién no? Es cierto que todos los consumidores comparten cada vez más esta premisa. Sin embargo, mientras quizá a otros público pueda convencerlos una segunda vez de las bondades de su producto, los niños solamente dan una oportunidad. La publicidad debe corresponderse con la realidad o de lo contrario el “engaño” puede salirle muy caro.

6. Muy fieles pero por poco tiempo
Cuando a un niño le gusta algo, le gusta mucho. Todos sabemos que las obsesiones infantiles por determinados juguetes o productos pueden alcanzar límites insospechados. Sin embargo, también es de todos sabido que los gustos de los más pequeños son tan volátiles que lo que ayer les encantaba hoy es cosa del pasado.

7. Les gusta experimentar
Mientras los adultos son más tendentes a confiar en unas determinadas marcas acordes con sus principios y valores con los que se identifican, los niños se guían por otra serie de factores que nada tienen que ver con los de sus madres, por ejemplo. Si un producto les convence, poco importa que se llame X o Y o que su logo sea rojo o verde.

8. La tecnología es parte de sus vidas
Son nativos digitales, manejan todo tipo de aparatos, formatos y consumen contenidos en la red de forma natural, como una rutina más de sus vidas. Pero este consumo es, en ocasiones superficial, algo que es frecuente en un mundo como el digital, muy saturado de información.

9. No existen barreras
Si las costumbres, la cultura o los orígenes se difuminan cada vez más hoy en día para los adultos en un entorno globalizado, lo hacen todavía más en el caso de los niños que se dejan guiar mucho por lo que compran otros niños.

 

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