Los influencers no ganan en credibilidad a la publicidad tradicional
Los influencers no se bajan del pedestal, pero su credibilidad no es tan fiera como la pintan
El 67% de los consumidores cree que el influencer marketing no está por delante de la publicidad clásica en cuanto a credibilidad.

Autora de la imagen: Audrey Mezin
La arrebatadora influencia de instagramers, youtubers y otros prescriptores continúa al alza y subida a lomos del potentísimo cohete al que lleva encaramada desde hace años. Según un reciente estudio llevado a cabo en Alemania por la Asociación Alemana de Economía Digital (BVDW), el 21,6% de los consumidores declara haber comprado en alguna ocasión un producto promocionado por un influencer. Hace un año esta proporción era del 19%, mientras que en 2018 la cifra era de apenas un 16%. Parece, por lo tanto, que los influencers disfrutan de cada vez más protagonismo en las decisiones del consumidor.
Sin embargo, no todos los consumidores sin excepción caen rendidos a los encantos de los influencers. El 71,7% de los consumidores juran y perjuran que las estrellas 2.0 no tienen influencia alguna en sus decisiones de compra.
Los consumidores más talludos son quienes con más escepticismo contemplan a los influencers y sus luces de neón. Mientras que el 52,6% de los consumidores de entre 16 y 24 años dicen haber adquirido en alguna ocasión productos de los que han tenido noticia a través de los influencers, la proporción desciende hasta el 39,5% entre los consumidores entre 25 y 34 años. Menos tilín hacen aún los influencers a las personas de entre 45 y 54 años (7,5%)
Más de una cuarta de los consumidores (26,4%) dice toparse con influencers en los canales digitales al menos una vez al día. El 23,8% posa sus ojos en prescriptores al menos una vez al mes. El 14,7% percibe a los influencers con aún menor frecuencia y solo el 31,4% declara no haber tenido jamás contacto alguno con ellos.
El influencer marketing no es más creíble que la publicidad tradicional
La frecuencia con la que el consumidor se expone a los influencers y a sus contenidos influye también inevitablemente en las ventas de los productos promocionadoz por los prescriptores. No en vano, el 47,8% de los consumidores que tienen contacto con los influencers al menos una vez a la semana ha comprado en alguna ocasión los productos a los que estos ponen rostro.
Es innegable que la influencia de los influencers estás subiendo como la espuma, pero no tanto como para hacer sombra, al menos desde el punto de vista de la credibilidad, a la publicidad tradicional. El 67% de los consumidores cree que el influencer marketing no está por delante de la publicidad clásica en cuanto a credibilidad. El 7,5% considera que el influencer marketing es más creíble que la publicidad en su vertiente más tradicional y el 19,5% cree que es solo un poco más creíble.
En lo referente a la credibilidad del influencer marketing vuelven a aflorar de nuevo las brechas de tipo generacional. El 44,2% de los consumidores de entre 16 y 24 años asegura que el influencer marketing no es más creíble que la publicidad clásica. Pero esta proporción pega al estirón hasta el 76,7% entre los consumidores de entre 45 y 54 años y se dispara incluso hasta el 85% en el caso de las personas de entre 55 y 64 años.
La publicidad que emerge del vientre del influencer marketing resulta molesta, por otra parte, para el 23,8% de los consumidores. Hace un año este porcentaje era ligeramente menor: de un 22%. Aun así, el 27,1% de los consumidores dice no tener problema alguno con las recomendaciones de productos que brotan de los labios de los influencers y el 43% no pone a tales recomendaciones ninguna pega con tal de que sean etiquetadas como publicidad.