Lo que comenzó siendo una final de fútbol americano hace 50 años, la Super Bowl, se ha ido convirtiendo a lo largo de su historia en un auténtico espectáculo que reúne ante el televisor a millones de personas en todo el mundo. Y esta es una oportunidad que los marketeros no están dispuestos a dejar pasar y por la que llegan a pagar altísimos precios.

De hecho en todos estos años la cifra invertida en publicidad en la Super Bowl asciende a un total de 4.500 millones de dólares según datos de Ad Age y se prevé que siga aumentando. En la edición de este año que tendrá lugar el próximo 7 de febrero se alcanzará el récord de 377 millones, es decir, un montante que supera la suma de lo gastado en las décadas de los 60, 70 y 80.

Pero hay otros datos realmente curiosos como el porcentaje de inversión publicitaria en televisión en la celebración de este año que supone un 2,4%, el doble que el 1,2% del 2010, cuatro veces la cifra de 1995 con un 0,6% y seis veces la de 1990 con un 0,4%.

Y es que este evento deportivo amplía su magnitud cada año que pasa. Si en la primera edición de la Super Bowl un anuncio de 30 segundos costaba una media de 40.000 dólares, en 2016 los anunciantes desembolsarán la friolera de 4,8 millones de dólares para emitir sus comerciales.

Si desmenuzamos aún más estas cifras son, si cabe, más asombrosas, pues un segundo de cada anuncio en 2016 cuesta 160.000 dólares, 120 veces más de lo que costaba en los comienzos con 1.333 dólares. Esto se traduce en que por cada espectador las marcas invertirán 3,02 dólares de su presupuesto.