Un grupo de activistas destapa el "greenwashing" de Toyota y BMW
Esta campaña "trolea" los anuncios de Toyota y BMW para ventilar sus (asfixiantes) mentiras
Con el último objetivo de extirpar las malas hierbas del "greenwashing" el grupo de activistas Brandalism ha troleado 400 vallas publicitarias de Toyota y BMW.
No es ningún secreto que el ramo de la automoción se parapeta a menudo tras el «greenwashing» para fingir que protege el medio ambiente (cuando en realidad lo asfixia con sus malos humos). Con el último objetivo de extirpar las malas hierbas del «greenwashing» el grupo de activistas Brandalism ha troleado 400 vallas publicitarias de Toyota y BMW en Bélgica, Francia, Alemania y Reino Unido. Esta llamativa campaña de marketing de guerrilla se llevó a cabo con motivo del Salón Europeo del Automóvil de Bruselas, que bajó el pasado domingo el telón en la capital belga.
En 2022 Toyota tuvo el dudoso honor de ser elegida por InfluenceMap como la décima peor empresa del mundo por su poderoso «lobby» para prevenir la lucha contra el cambio climático, mientras que BMW ocupó la decimosexta plaza en ese ranking de la vergüenza.
Aunque tanto Toyota como BMW se esfuerzan por vender las bondades de su gama de coches eléctricos, lo cierto es que ambas compañías invierten aún ingentes cantidades de dinero en la venta de vehículos propulsados por motores de combustión. Y de acuerdo con los datos barajados por Greenpeace Asia, solo el 0,2% de los coches comercializados por Toyota en 2021 fueron automóviles eléctricos.
La campaña demanda a los gobiernos políticas más duras para parar los pies a la publicidad de productos perniciosos para el medio ambiente
Los pósteres con los que Brandalism (con la colaboración de Subvertisers International y Extinction Rebellion) ha «troleado» los anuncios de Toyota y BMW fueron diseñados por artistas como Lindsay Grime, Michelle Tylicki, Merny Wernz, Fokawolf, Matt Bonner o Darren Cullen y colocan bajo los focos vehículos altamente contaminantes de ambas marcas como Toyota Land Cruiser y BMW X5.
Con tan poderosa activación Brandalism exige a los gobiernos políticas más robustas a fin de regular la publicidad de productos nocivos para el medio ambiente e impedir que las marcas que más dan fuelle a la polución practiquen impunemente el «greenwashing».
Brandalism tiene particularmente en la mirilla en su campaña a los SUV, que se cuentan entre los vehículos más contaminantes (y son tristemente omnipresentes en las carreteras).
«Toyota y BMW se valen de taimadas campañas de marketing para promocionar SUV de desmesurado tamaño que contaminan las ciudades. Los SUV eléctricos no son la solución. Son excesivamente grandes para la mayor parte de plazas de aparcamiento y su descomunal tamaño y tonelaje constituyen un riesgo para los peatones que se ven involucrados en colisiones», explica Tona Merrimen, portavoz de Brandalism.
Hace unos meses Brandalism fijó la mirada en las aerolíneas, cuya publicidad «troleó» también para hacer hincapié en la colosal huella de carbono de las compañías aéreas y subrayar que en realidad solo una pequeña fracción de la población global utiliza los servicios de estas empresas.