Así lo ha recalcado el Tribunal de Justicia Europea en un juicio el pasado 13 de enero. No se debe subestimar al consumidor, y para ello han establecido una escala estándar basada en un consumidor medio, informado y entendido. En función de esta escala se juzgará el peligro de engaño que puedan desencadenar los anuncios en los potenciales consumidores. Una buena contraofensiva tras los constantes ataques por parte de asociaciones y gobiernos (por ejemplo en España), que se proclaman una y otra vez autodefensores de un consumidor «indefenso» al que hay que proteger de ver esos «peligrosos» anuncios…