DENUNCIAS CONTRA LA PUBLICIDAD DE LA ÚLTIMA PELÍCULA DE JIM CARREY
La publicidad de “Yo, yo mismo e Irene”, la última película de Jim Carrey, no pretende burlarse de los enfermos mentales, según el organismo que vigila las Normas Canadienses de la Publicidad (NCP). Es la respuesta a una coalición de médicos y defensores de los derechos de los enfermos que habían denunciado la combinación en los anuncios del film de los términos “esquizofrénico” y “desorden de personalidades múltiples”, junto con una imagen del rostro del actor cortado en dos: una mitad sonriente y otra furiosa. Sin embargo y para evitar la polémica la distribuidora, Twentieth Century Fox, ha cambiado la fotografía y la cadena canadiense Télétoon ha retirado el spot de su programación.