El cruce de acusaciones personales en formato spot entre el candidato demócrata a la Casa Blanca, John Kerry, y el republicano, el actual presidente George Bush, ha protagonizado el panorama publicitario televisivo estadounidense durante los últimos meses. Los dos partidos han gastado ya 100 millones de dólares más en televisión que en la campaña de 2000.

Los impuestos, el protagonismo de Kerry en la guerra de Vietnam, el de Bush en la de Irak y los intereses de Cheney con la empresa Halliburton son algunos de los argumentos de los que Republicanos y Demócratas se han valido para echar tierra sobre el candidato contrario.

Para ello no han escatimado en gastos y, desde el mes de marzo, tanto los candidatos presidenciales como los distintos grupos de interés han gastado más de 300 millones de dólares en televisión, según los datos de TNS media. Una cifra que supera ya al anterior récord correspondiente a la campaña presidencial de 2000, en la que se gastaron 200 millones de dólares.

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