Durante el verano, y azuzados por unas vacaciones que desean pasar emancipados de sus mascotas (que no son bien recibidas en muchos hoteles y establecimientos turísticos), algunos desalmados tienen la fatídica idea de dar plantón a sus amigos de cuatro patas. Pero, ¿y si fueran los perros y no los humanos los que dejaran en la estacada a sus amos? Un spot rubricado por la organización portuguesa contra el abandono de animales Animalife juega con esta hipótesis con el último objetivo de concienciar a los humanos.
De acuerdo con los datos barajados por Animalife, alrededor de 120 perros son abandonados cada día en el país vecino. Para poner coto a tan aterradora cifra Animalife y la agencia Havas Lisboa han sumado fuerzas en un anuncio que no deja indiferente a a nadie.
El spot, bautizado con el nombre de «The Walk», se inicia con la escena del propietario de un can tumbado en el sofá mientras ve la tele. Su mascota comienza a ladrar y saltar, dejando a las claras que desea salir a pasear.
Si no visualizas correctamente el vídeo embedded, haz clic aquí
Frustrados por los ladridos del perro, su dueño se levanta de mala gana del sofá, pone al animal la correa y lo pasea en plena noche por la calle.
El paseo nocturno poco o nada tiene, no obstante, de beatífico. Archie, el perro del protagonista, parece tener muchísima prisa y lleva a su amo por oscuros callejones hasta llegar a un bosque cercano.
Una vez llegados al bosque, Archie se separa de su dueño, que es incapaz de retornar a la seguridad de su hogar. Carcomido por la desesperación y por el miedo, el hombre se tumba en el suelo y tiembla ante la perspectiva de haber sido abandonado a su suerte por su mejor amigo. Resulta entonces evidente para el espectador que perro y dueño han intercambiado los papeles.
Poniendo a un humano en la piel de un perro abandonado, Animalife pretende concienciar a los portugueses sobre la tremenda vileza que hay agazapada en el acto de abandonar a un animal.
El spot, desarrollado pro bono por Havas Lisboa, lleva la rúbrica del director Bruno Ferreira y la productora Casper Films.