10 preguntas que los temerosos marketeros se han hecho ante el (inofensivo) rebranding
Vivimos en una era en la que captar la atención de los consumidores se ha convertido en una tarea cada vez más complicada. La multiplicación de plataformas y dispositivos móviles así como el auge de las redes sociales han hecho que estén cada vez más informados, lo que se traduce en saber rápidamente lo que quieren.
Un ejemplo de cómo ha cambiado todo lo encontramos en el rápido avance que están experimentando a nivel global los ad blockers. Mecanismo utilizado por los usuarios para dejar claro a las compañías y sus marcas que no están dispuestos a seguir aguantando el bombardeo publicitario (carente de relevancia para sus intereses) al que están siendo sometidos.
Una fotografía que ha llevado a muchos a buscar la diferenciación para que su marca no caiga en el más absoluto ostracismo de la atención del consumidor quedando relegado a un segundo plano por sus competidores.
Es de vital importancia centrarnos en nuestro público objetivo, conocerlo a fondo para dar una respuesta adecuada a sus necesidades. Aquí entra en juego un concepto que cada vez escuchamos con más frecuencia aunque no es nada nuevo: rebranding.
Lo que popularmente se conoce como hacerle una lavado de cara a la marca. Algo que, a diferencia de lo que muchos piensan, va más allá de cambiar el logotipo. Se trata de reestructurar los valores e identidad de marca en base a unos objetivos que queremos cumplir poniendo al consumidor y sus intereses en el centro de todos y cada uno de los pasos que demos.
Una decisión que no resulta nada fácil de tomar y que seguro se le antoja llena de dudas. Razón por la que hoy queremos ofrecerle las 10 cuestiones más frecuentes que a todos se nos han venido a la cabeza cuando damos el paso de iniciar una acción de rebranding, de la mano de Canva.
1. ¿Realmente su marca está hablando de usted?
Los clientes anhelan establecer conexiones emocionales con las marcas. Elementos con los que sentirse identificados. Analice si su marca está consiguiendo esto ya que si la respuesta es negativa deberá iniciar una acción de rebranding para que su público objetivo la asocie con factores relacionados con sus intereses.
2. ¿Se pondrá en peligro la marca?
Cuando hablamos de valor nos estamos refiriendo a contar con una marca conocida entre los consumidores y con una reputación. Las compañías que cuentan con un mayor valor de marca, inevitablemente generan más dinero al ser más conocidas.
Nunca debemos olvidar que las personas por naturaleza somos reticentes a los cambios por lo que sus acciones de rebranding tienen que seguir una línea similar a la que le ha llevado hasta su posición, y nunca apostar por una ruptura radical. En caso de hacer lo segundo los consumidores no identificarán correctamente su marca y bajará la fiabilidad en la misma. Vea en este ejemplo una buena acción que no hace dudar:
3. ¿Necesita unificar sus servicios bajo una única imagen?
Puede que su compañía haya adquirido recientemente una nueva marca o que simplemente ofrezca productos y servicios muy variados. Aquí es necesario lanzar al consumidor un mensaje de cohesión. El ejemplo que le ofrecemos a continuación da bastantes pistas de lo que le intentamos transmitir:
4. ¿Tiene mi marca un problema real?
Ya lo deja bastante claro el refranero: “si no está roto, no lo arregle”. Si no es capaz de identificar una razón real y cuantificable sobre la necesidad de efectuar una acción de rebranding en su marca ¡no lo haga!
5. ¿Sigue vigente la historia de mi marca?
Una cuestión que nos lleva a una segunda más importante: ¿Refleja su marca los valores de su audiencia? Las compañías son “seres vivos” que tienen que adaptarse a los nuevos tiempos y entornos y avanzar a la par que lo hace su público.
6. ¿Han cambiado sus objetivos demográficos?
Las tendencias presentan un marcado carácter cambiante y, tal y como hemos visto en el punto anterior, nuestra marca debe crecer con su audiencia. Algo que debemos tener muy en cuenta con los millennials cuyos gustos se modifican con más rapidez de la que nos gustaría por lo que el rebranding podría ser una buena solución para alcanzar a los nuevos grupos demográficos que surgen.
Eche un vistazo a la nueva identidad visual de MTV.
7. ¿Qué pasa con mis servicios?
Si su empresa ofrecía un único servicio y ahora ha ampliado su oferta o si por el contrario, comenzó con una gran oferta y ahora ha centrado sus objetivos en una sola, su marca debe mostrar esto y Uber es uno de los mejores ejemplos.
8. ¿Debo modernizar mi marca?
Definitivamente sí. Con el paso del tiempo es más que probable que algunos de los elementos visuales o gráficos que componen su logo se hayan quedado desfasados. No dude en apostar por aportar frescura ya que sus consumidores (y bolsillos) lo agradecerán.
9. ¿Pueden los consumidores entender el mensaje?
Una de las preguntas que surge con mayor frecuencia cada vez que lanzamos una marca: ¿Se entenderá mi mensaje? Analice su público objetivo e intereses ya que si este no es capaz de identificar el claim y valores que quiere transmitirle de un simple vistazo habrá trabajado para nada.
10. ¿Conseguiré ser memorable?
Cualquier empresa quiere generar un impacto para ganarse esa esquiva atención de los consumidores de la que hablábamos al inicio de este artículo. Si su marca no destaca entre los competidores estará perdido por lo que tiene que conseguir que se queden pegados ante su logo.
Recurra a elementos visuales atractivos que despierten su interés y no dude en recurrir al humor o mensajes didácticos para no quedarse atrás en esta cada vez más frenética carrera.