3 maneras de entrenar su cerebro para convertirlo en un "musculitos" de la creatividad
La creatividad no es un escasísimo don del que sean propietarios única y exclusivamente unos pocos afortunados. Este músculo (porque no deja de ser un músculo) lo traemos todos de serie.
Pero como es un músculo, tenemos que tomarnos la molestia de entrenarlo (si es posible, a diario) para que no se quede atrofiado.
Entrenar la creatividad y, por ende, también el cerebro donde ésta se aloja, requiere esfuerzo y sobre todo, paciencia, mucha paciencia.
No obstante, no desespere porque convertir su cerebro en un auténtico “musculitos” de la creatividad es difícil pero no imposible. Empiece, por lo pronto, haciendo los ejercicios que propone a continuación Inc.:
1. Deje de pensar y haga otra cosa
Seguro que más de una vez se ha metido en la ducha, y sin proponérselo, ha tenido un chispazo de creatividad que le ha dejado anonadado tanto por manifiesta genialidad como por su carácter intempestivo. Cuando dejamos vagar libremente el pensamiento (y no le ponemos ningún rumbo concreto), entramos en una suerte de duermevela semiinconsciente desde el cual podemos acceder a datos y patrones que habitualmente se quedan fuera de nuestra red neuronal. Por eso, si siente que va ser víctima más pronto que tarde de un bloqueo creativo, deje de pensar en la tarea que tiene entre manos y relájese para dar a su creatividad la oportunidad de recuperarse del mundanal “ruido”.
2. Abrace la improvisación
Los cómicos y los músicos están muy familiarizados con el concepto de la improvisación, son capaces de estar dormidos (creativamente hablando) y sólo unos segundos después estar con todos los sentidos puestos en las musas de la inspiración que habitan en su interior. Para convertir su cerebro en un prodigio de la creatividad, fuércese a ser rápido y cuando se enfrente a un problema, intente concentrarse al máximo y dar con una solución espontánea. Así logrará acelerar sus flujos creativos.
3. Desinhiba sus flujos de pensamiento
Para los niños pequeños la pareja formada por imaginación e innovación es su pan de cada día, está en su ADN. Después, y tras pasar por la escuela, el dúo formado por imaginación e innovación comienza a desgajarse (hasta divorciarse por completo). ¿La clave entonces? Debemos desinhibir nuestros flujos de pensamiento, abrazar la intuición y volver a pensar (o al menos intentarlo) como cuando éramos niños.