6 tipos de clientes muy tóxicos a los que ya va siendo hora que aprenda a plantar cara
Las relaciones entre personas nunca han sido una tarea sencilla. Seguro que en más de una ocasión ha escuchado aquello de que «su libertad acaba donde empieza la del otro» y delimitar estas fronteras es algo que todavía no se ha conseguido determinar de una forma clara. Parece que el secreto está en ceder, dar y recibir y de esta forma poder vivir todos en sociedad.
Pero, ¿qué sucede en los lugares de trabajo? En las oficinas encontramos en muchas ocasiones una jerarquía inamovible dentro de la que tenemos que tratar con diferentes tipos de personas. Aquí entran en juego los clientes. Los hay de todas las clases y entablar una relación con ellos puede ser, en ocasiones, una absoluta pesadilla.
Por suerte para todos la lista de tipos de clientes con los que podemos trabajar se ha reducido a seis según recogen desde HubSpot y queremos darle la posibilidad de identificarlos desde el mismo momento en el que entren por su puerta y saber cómo actuar ante cada una de sus peticiones. ¿Preparado? Seguro que más de uno le suena más de lo que le gustaría.
1. Cliente individualista
Este puede que sea el más fácilmente reconocible de todos. Se cree infalible y muestra una seguridad en sí mismo que roza la arrogancia. Demasiado rápidos a la hora de descartar cualquier opinión diferente a las suyas y, por qué no decirlo, suelen parecer bastante estúpidos.
La única forma de tratar con estos sin que se ofendan (algo que sucede de forma bastante constante) es dejar claro que es necesario trabajar en equipo con una estructura en la que todos los que participan son iguales y donde la decisión correcta se toma teniendo en cuenta todas las ideas aportadas por el conjunto.
2. Cliente pasivo-agresivo adicto a las pantallas
Generalmente se trata de personas que trabajan y viven por y para la tecnología. Esto les lleva a interactuar más con las pantallas que con otros seres humanos por lo que sus capacidades de socialización están bastante oxidadas.
Su comunicación preferida es a través del correo electrónico por lo que podemos aprovechar este canal para formularle todo aquello que queramos saber ya que este es el escenario en el que se siente más cómodo.
Recuerde que no es aficionado a mostrar sus verdaderas opiniones en el cara a cara y, si lo hace, será una vez haya pasado la tormenta.
3. El cliente iracundo
La agresividad en sus expresiones es la tónica de su comunicación personal. Apenas le dejará hablar cuando se sienta atacado y ofendido por lo que tendrá que estar preparado para escuchar una larga retahíla de argumentos en su defensa.
Los conflictos le gustan por lo que lo primero que debemos hacer es, cuando percibimos que una situación puede acabar en discusión, hay que frenar esa escalada. Hablar con estos en entornos tranquilos, lejos del resto de trabajadores y dejando claro que en ningún momento le hemos atacado, son dos de los consejos que podrían ayudarle.
4. El cliente “barato” fiel al regateo
Este tipo de cliente es uno de los que mejor puede engañarnos. Agradable en el trato y no suele mostrar muchas quejas durante todo el proceso pero siempre espera al final para dejar patente su desacuerdo (especialmente a la hora de pagar).
En el mismo momento en el que identifique a esta clase de individuos, asegúrese de que todas las conclusiones y acuerdos a los que se llegan quedan registrados para poder demostrar más adelante que todo lo que se ha realizado ha sido con su consentimiento. Nunca está de más contar con el asesoramiento del departamento jurídico si se da el caso de llegar a una situación extrema.
5. El cliente que le hace perder el tiempo
Uno de los más desesperantes. Como en el caso anterior, se mostrará agradable, le escuchará y asentirá a todo lo que diga hasta que llegue el momento de hablar de dinero. La frase “tenemos un presupuesto ajustado” es su preferida y querrá que realice todos los trabajos que ha solicitado sin pagar lo que realmente valen.
Lo mejor es que en el momento en el que un cliente comience con un comportamiento esquivo y evasivas, realicemos preguntas muy concretas sobre plazos y presupuesto para no perder nuestro tiempo.
6. El cliente arcoíris
Vive en un mundo de color de rosa en lo que respecta a nuestra empresa. Todo le parece bien y si nos ha escogido es porque cree fehacientemente que somos los mejores. A ningún cliente le gustan las sorpresas por muy “happy” que se muestre en todo momento por lo que lo mejor que podemos hacer es tener muy presentes sus expectativas para no defraudarle.