Tendencias en MarketingLa salud mental de la Generación Z no pasa definitivamente por su mejor momento
Radiografiando la maltrecha salud mental de la Generación Z
El fantasma de la depresión acecha a la Generación Z, cuya salud mental se resquebraja
Al 61% de la Generación Z le provoca zozobra que su estrés impenitente pueda acabar derivando en depresión o en síndrome "burnout".
En una era en la que las crisis de corte distópico se han convertido desafortunadamente en el pan nuestro de cada día la salud mental de la gente está definitivamente en horas bajas. Y el deterioro de la salud mental es particularmente notorio entre los jóvenes adscritos a la Generación Z. Así se desprende de un reciente estudio llevado a cabo en Alemania por Appinio y Fischer-Appelt.
En su investigación Appinio y Fischer-Appelt colocaron bajo la lupa a 1.000 jóvenes de entre 14 y 25 años para evaluar cómo se aproximan los centennials a la salud mental. 143 jóvenes incluyeron la palabra «importante» en sus respuestas sobre lo que significa para ellos la salud mental. 153 participantes asociaron la salud mental con el hecho de «sentirse bien». Y 83 centennials emparentaron directamente la salud mental con «ser felices», mientras que 37% relacionaron este concepto con el «bienestar».
Para muchos de los participantes en el informe la salud mental y la salud física son en realidad las dos caras de una misma moneda. No en vano, el 52% de los jóvenes adscritos a la Generación Z conceden idéntica relevancia a ambos conceptos.
Si bien la mayor parte de los centennials parece estar de acuerdo con la extraordinaria relevancia de la salud mental, no todos bregan por igual con los problemas emanados de las entrañas del alma. Y la mayoría opta simplemente por buscar distracciones y no abordar de manera directa el problema.
El 47% de los jóvenes adscritos a la Generación Z dice escuchar música cuando se encuentra mal, mientras que el 44% busca distracción en las series, las películas y las redes sociales. En realidad solo el 34% de los centennials se toma la molestia de hablar abiertamente con sus amigos sobre su salud mental. Y menor aún es el porcentaje de jóvenes (29%) que confía en sus padres para intentar solventar sus problemas de salud mental.
Resulta preocupante que uno de cada cinco jóvenes no comparta sus problemas de salud con nadie y prefiera bregar en solitario con tales problemas. Además, solo una de cada diez jóvenes baqueteados por problemas de salud mental busca ayuda profesional.
Los centennials se muestran suspicaces a la hora de pedir ayuda psicológica
Pese a la reticencia de la Generación Z hacia los psicólogos, lo cierto es que el 20% de los jóvenes confiesa haber recibido en alguna ocasión tratamiento psicológico. Y uno de cada 12 centennials hace actualmente terapia.
Si bien el 61% de la Generación Z tilda de útil la terapia psicológica, casi el 40% de quienes han apostado previamente por este tipo de terapia confiesan que en realidad les ayudó muy poco o nada.
Conviene asimismo hacer notar que el 56% de los centennials que no han ido previamente al psicólogo descartan por completo hacerlo en el futuro y el 21% de los jóvenes se muestran incluso totalmente contrarios a esta posibilidad.
¿Qué impide entonces a la Generación Z pedir ayuda psicológica cuando su salud mental se resquebraja? El 4% de los centennials cree no necesitar terapia psicológica, mientras que el 36% tiene el firme convencimiento de otros están bastante peor que ellos. Y el 18% siente simplemente vergüenza a la hora de buscar ayuda profesional.
Para recomponer su salud mental (a veces severamente lacerada) los centennials tienden a buscar consejos en su círculo de amigos (35%), en las redes sociales (28%) y en su familia (26%).
Por otra parte, el 48% de la Generación Z admite que su salud mental se ha deteriorado notablemente en el transcurso de los últimos dos años, cuando la pandemia se ha apoderado en gran medida de sus preocupaciones.
A la luz de las múltiples crisis se ciernen como una mala sombra sobre la humanidad, el 70% de los centennials confiesa tener miedo al futuro, aunque al 62% le gustaría también ayudar a solventar problemas como la guerra, el cambio climático o el coronavirus. La inflación y los costes al alza de la energía meten asimismo el miedo en el cuerpo a casi el 80% de la Generación Z.
En vista de tan lóbrego panorama el 68% de los centennials se confiesan devorados a menudo por el estrés, un estrés que contribuyen a espolear los estudios (35%) y los planes con la vista puesta en el (incierto) futuro (48%).
Al 61% de la Generación Z le provoca asimismo zozobra que el estrés pueda acabar derivando en depresión o en síndrome «burnout».
Quizás por esta razón en los entornos laborales el 44% de los centennials anhela la conciliación y el 29% desea poder hablar abiertamente de sus problemas de salud mental.
Aunque el 60% de los jóvenes asegura que muchos de sus problemas son adecuadamente comprendidos en las redes sociales, el 52% no oculta que los (ponzoñosos) ideales de belleza y nutrición que allí priman les someten también a muchísima presión.