ASÍ SE MATA LA RAZÓN
Los expertos ya lo avisaron: «Nuestra publicidad es demasiado racional, masculina y fría. Necesitamos más emociones». Entonces, el sector se volcó en el sentimiento, dejando atrás los resultados de empresa y la información. Fenomenal para más de un ejecutivo. Qué mejor que, apoyado por una nueva campaña publicitaria, protegida por los votos del sector, escapar del estrecho mundo de la empresa y, junto a la marca, sumergirse en la dimensión emocional.
Se habla de diferenciación en el marketing. Pero la cruda realidad es ésta: spots y anuncios son cada vez más intercambiables y las imágenes dicen cada vez menos. Especialmente, cuando agencia y cliente se encaprichan con las «top-emociones», como el amor. «Is it love?», campaña del Mini, «Por amor al coche», de Volkswagen, «I´m lovin’ it», de McDonald´s. O les da por la simpatía o por el valor.
¿Que hay que elevar las emociones al máximo? Pues se quita el lenguaje al spot y se le pone música «emotiva». Sin nombrar la marca, no vaya a ser que interrumpa ese momento pasional. ¿La razón publicitaria? ¡Por el camino se quedó! ¿Resultado? Estos «spots silenciados» hacen perder al anunciante un cuarto de los espectadores. No es que se vayan lejos del televisor, es que ya no miran, sólo escuchan. ¿Y si ya no hay nada que escuchar? Entonces, como mínimo, se habrá perdido un cuarto del presupuesto publicitario. Malas «emociones» para un hombre de negocios. ¿No cree?
Javier Piedrahita
Director de MarketingDirecto.com
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