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Bootstrapper (III): produce vs producto

Todos empezamos nuestro “emprendimiento” con un producto en la cabeza. Sí, ya sabemos que único, diferencial, exclusivo, vamos, un bombazo. Pero olvidamos que una empresa es producción y si no hay producción, no hay producto (al menos en el mercado).

¿Pero no es lo mismo? ¡Noooo! Hace unos lustros, cuando en mi trayectoria en la consultoría alcanzaba un puesto de Gerente (Business Manager para que fuese más bonito), descubrí un concepto que hasta entonces no vislumbraba. Bueno, sí lo conocía, pero yo no tenía dimensión mental de su importancia, e incluso de que era un elemento clave por el que todo se medía.

¡La Producción! En una consultora no se mide cuánto se vende, sino por cuánto se produce y cuantos euros se producen. La expectativa del negocio y del plan de negocio se basa en los euros que entran, que dan viabilidad al mismo, porque cada mes hay muchos, muchos gastos. Obviamente una consultora vende intangibles, pero cualquier empresa que quiera medir su negocio debe ajustarlo a un plan de producción, no a un plan de ventas. Las ventas son una parte previa necesaria para conseguir el plan de producción.

Vender no es producir, y producir no es cobrar, pero la producción es la bisagra del negocio, por cuanto se incurren en costes y se comprometen los ingresos.

Después de este rollo, ¿qué tenemos si hemos pensado en ese superproducto y no en producir con él? Nada, absolutamente nada.

Si queremos crear algo y venderlo tal vez no nos preocupe, pero si lo que queremos es leventar un negocio a partir de nuestro producto, ya tenemos un problema y gordo. La mayoría de los emprendedores fracasamos en el Business Plan, no por mal hecho, sino por no existir, o no ser concreto y definido.

Si pensamos continuamente en improvisar, acabaremos improvisando el modelo de costes (personas, recursos, canal de venta…) y el producto no producirá, sino que será un agujero de costes (¿Os suena?).

Producto es algo que tienes en tu cabeza y es capaz de generar dinero de 5 formas:

  1. Antes de lanzarlo y presentarlo (atrae interés, inversores…)
  2. En el proceso de Desarrollo (podemos testarlo y mostrar versiones “Lite” para mejorar el producto, mostrarlo a clientes y construir nuestro mercado)
  3. Una vez Lanzado. En su salsa y con un trabajo previo de test comercial, comunicación…todo puede ir rodado
  4. En una fase de Crecimiento. El mercado se agota rápido si no tenemos novedades. Necesitamos mejoras, escalado del producto hacia versiones más sofisticadas o más sencillas, económicas y fáciles de producir (ampliamos el mercado y aprovechamos nuestra curva de madurez en la producción).
  5. En una fase de Consolidación. Tu empresa valdrá lo que hayas producido y los que seas capaz de producir, y eso te posibilitará unirte a otros, ampliar, crecer…con una posición de fuerza.

Si sólo piensas en el punto 3, estás muerto.

Anselmo Sanchez

 

El Dèjávining o también llamado “Somos 2.0, Guays…pero seguimos sin vender”AnteriorSigueinteDiferencia entre Responsabilidad Social Corporativa y Empresa Socialmente Responsable

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