Con mi gran L de loser
Si habéis tenido la ocasión de viajar a Estados Unidos o al menos de haber tenido algún tipo de contacto con gente de allí, probablemente sabréis que uno de los mayores insultos que te pueden decir es “Loser”, o lo que es lo mismo, llamarte perdedor.
Para que os hagáis una idea de la magnitud del insulto, que te llamen Loser es peor que si estuvieras en México y te dijeran “hijodelachingada” así de carrerilla y todo junto, o peor aún, como si la chica de la que estás perdidamente enamorado te mirara a los ojos, te cogiera la mano, y te dijera que eres como un hermano para ella.
Pero hay algo todavía peor que el que te llamen Loser y es que lo escenifiquen. Sí, amigos, ese gesto que se recrea en la burla como si ya de por sí el insulto no fuera grave, y como si no fuera suficiente el estigma que vas a llevar a partir de ese momento durante toda tu vida, sólo comparable con aquel que llevas desde el fatídico día en que ciego de copas te liaste con la “innombrable”… “innombrable” para ti, porque tus amigos siempre están ahí para recordarla, componer hasta canciones con su nombre y preguntarte por ella a la mínima que tienen oportunidad.
Sí amigos, sí… ese gesto que consiste en que algún capullo con sueños de ser un futuroRisto Mejide se lleva la mano a la frente, y con el pulgar y el índice haciendo la forma de la L te escupe lentamente la palabra mientras tú te quedas encogido, bien pegadito a la pared… y notas que empiezas a echar de menos como nunca antes las faldas de tu madre para meterte debajo y no salir de ellas hasta queMadonna y Sinéad O´Connor se declaren fans incondicionales del Papa.
Es en ese momento cuando tus peores pesadillas se abren paso, cuando lo único que quieres hacer es desaparecer como aquél día que le confiaste en secreto a tu amigo que te gustaba la niña del pupitre de atrás y él, sin necesidad de Twitter ni Facebook, consiguió que se enterara todo el colegio y hasta el panadero de la esquina…sí, ese momento donde te sientes totalmente identificado con Bridget Jones y te das al alcohol, las películas de Meg Ryan y el helado con palomitas…
Ese momento…El momento del Loser…
Y sí, tengo que reconocer que últimamente creo estar viviendo ese momento. Esa sensación que me corroe las entrañas de estar haciendo todo al revés se abre camino entre mis mechas a pasos tan agigantados que me da la sensación de que voy a terminar con mi cabeza como King África… y os juro que intento combatirla, pienso en positivo, me leo “El Secreto” y hasta el “Tao Te Ching”, pero no hay marcha atrás, es oficial, soy un verdadero Loser en esto de las Redes Sociales, no llego ni a 200 seguidores… amigos, soy un Loser 2.0.
Haciendo autocrítica os tengo que reconocer que empecé con esto del Twitter y el Blog tarde, muy tarde, cuando ya todo el mundo estaba posicionado y la competencia era francamente dura… así que lección aprendida, si no me posicioné y aproveché la oportunidad en sus inicios ahora me va a costar un huevo, tendré que ser más diferente, más innovador, más especial, en fin, dar más valor a quien quiero que me escuche… si es que todavía quiero seguir en esto…
También tengo que aprender a ser más constante; en esto de las relaciones “online”, al igual que en las personales, no vale eso de “te llamo cuando me acuerdo”, que ya os digo yo que en mi caso y en el de otros tantos suele darse mucho. Por otro lado,tampoco vale el viejo truco que utilizábamos en los exámenes de matarnos a estudiar el día anterior y durante el resto del año tocarnos lo que todos ya sabemos… y es que no, no sirve de nada que un día tengamos el momento de “Exaltación del Twitter” y friamos a la banda con 300 tweets para que los siguientes dos meses desaparezcamos como Mar Flores cuando se publicaron ciertas fotos.
Cosas más obvias como escribir sobre temas que me puedan valer para generar clientes a mi empresa o sobre aficiones mías personales me las salto porque creo que en eso voy cumpliendo, aunque alguno de vez en cuando se queje de mi gusto por la música (haber seguido a Luis Cobos), y me conste que alguno me dejó de seguir cuando me declaré fiel seguidor de Massiel (cuando todavía era capaz de aguantar el micrófono con la mano).
Pero donde realmente fallo, y mucho, es en eso que mi madre me decía de la Mano Izquierda y que no es precisamente levantar el brazo para cantar la Internacional… porque claro, uno que es como Jeanette y de siempre ha sido y es rebelde, se niega a entrar en el juego de “TesigoMesigues”, más que nada porque la etapa esa del patio del colegio y del “teajunto” la pasó hace muchos años, al igual que la del tener en mi círculo próximo a gente que no me aporta nada o que, en términos 2.0, postea cosas que sinceramente me trae al fresco. También me niego a entrar en la dinámica cada vez más extendida entre determinados grupos afines (a los que sueles ver en eventos 2.0) que siempre van de la mano como si de amigas íntimas se tratara cuando van al baño, yque consiste en un “megaautoorgasmo” colectivo donde son ellos mismos los que se auto alaban, se declaran públicamente fans incondicionales los unos de los otros y hasta se hacen “pajillas” al más puro estilo Torrente. A más a más, me niego también a compartir algo que no haya previamente leído, que me parezca lo suficientemente bueno o malo para hacérselo llegar a otros, intentando al menos ser más selectivo y no parecer el típico tipo que te encuentras a las seis de la mañana hasta arriba de copas y que tira a todo lo que se mueve… como algunos que llevan el pulgar pegado con Loctite al botón de Retweet.
Por el contrario y por último también, sigo creyendo, y esta es mi apuesta personal aunque sea más dura y más lenta, en el contenido propio, el que sale de ti y que aporta algo a los demás, teniendo que en cuenta que quien no arriesga no gana y que no puedes pretender gustar a todo el mundo. Cuando realmente nos demos cuenta que lo importante no es el número de seguidores que tengas sino la calidad y la afinidad de los que estén contigo, el impacto que produzcas en los mismos y, en definitiva, en la relación que seas capaz de construir con ellos, seremos capaces de encontrar sentido a todo esto del 2.0.
Así que, dicho lo dicho y basado en cómo se suele medir el éxito o no en las Redes Sociales, tengo que reconocer que soy un Loser y lo seguiré siendo por mucho tiempo. No me importa, en serio, no pasa más. Yo seguiré con mis cosas, con mis labores, hablando de lo que creo que tengo que hablar y que algunos no entienden y es de rentabilidad, negocio o búsqueda de oportunidades… seguro que dentro de 15 años llego a los 1.000 seguidores en Twitter, pero mientras, y os juro que muy a gusto y muy feliz, me sigo quedando con mi Gran L de Loser.
Valentín Hernández
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