Creatividad vs consultoría ¿o ninguna de las dos?
Pronto voy a tener que hacer uno de los trabajos en equipo más complicados que existen: poner nombre a nuestro segundo hijo. Tenemos uno finalista, pero la decisión aún no está cerrada del todo y, tal vez, no lo esté hasta que podamos vernos cara a cara; porque, claro, un nombre es importante. ¿O no? ¿Nuestro nombre condiciona en algo lo que seremos en un futuro? ¿Influye en nuestra personalidad? ¿Marcará la visión que los demás tendrán de nosotros?
Esto en relación con las personas. ¿Y cuando hablamos de empresas? Últimamente, en el mundo del marketing y de la comunicación, nombrarnos y describirnos resulta complicado. Las agencias creativas necesitamos el apellido «consultoría» para destacar nuestras capacidades estratégicas más allá de la publicidad y las campañas. Las consultoras adquieren agencias creativas para poder presentarse como creativas. Y la cosa se sofistica todavía más con la entrada en juego de los nombres compuestos «consultoras creativas», «boutiques creativo-consultoras» o las consultoras boutique.
Gabriel García Márquez decía en Cien años de Soledad: «El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo». Asumiendo que nuestro mundo vive en la constante novedad, enfrentándose a realidades nunca vistas antes, defiendo elevar la importancia del arte de cómo hacer las cosas por encima del arte de nombrar las cosas.
Me gustaría que cuando señalen a las agencias con el dedo sea para hacer referencia a un gran grupo de personas con talento que tienen en la silla su arma secreta para ser valiosas para las marcas y negocios para los que trabajan. Un grupo de personas talentosas a las que lo único que les obsesiona es escuchar de forma atenta y activa para generar posibilidades de negocio, de mercado, de comunicación y de innovación. Un grupo de personas con talento que tiene la capacidad de conceptualizar y llevar a término soluciones creativas, tecnológicas, data driven, digitales, analógicas, individuales, grupales o lo que sea necesario. Y en último lugar, pero seguramente el más importante, cuando señalen con el dedo a ese grupo de personas talentosas destaquen que, lo que por encima de todo les describe es que no creen en el «todo vale» y en lo de «el fin justifica los medios», sino que ponen todo su empeño en que empresas y marcas -empezando por las suyas propias- tengan un impacto positivo, consciente y respetuoso en la sociedad y en el planeta.
Gemma Gutiérrez, Directora General de Ogilvy Barcelona
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