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La guerra de los ad-blockers evoluciona mucho más rápido de lo que parecía - Enrique Dans

AdBlockUna sucesión rápida de anuncios prueba que la anunciada “guerra de los ad-blockers” está evolucionando de una manera mucho más rápida de lo que originalmente muchos podían esperar, y que puede encontrarse a muchas publicaciones que siguen creyendo que pueden deshojar la margarita de sus procesos de toma de decisiones con la guardia completamente baja.

La imagen que ilustra la entrada es el anuncio de AdBlock, uno de los actores más antiguos en este tema, financiado únicamente mediante donaciones y con una política de bloqueo total salvo excepciones marcadas por el usuario, de su decisión de unirse al Programa de Anuncios Aceptables iniciado originalmente por AdBlock Plus, propiedad de la alemana Eyeo GmbH. En realidad, el comunicado revela la decisión tomada por Michael Gundlach, creador de AdBlock que mantenía la compañía junto con su mujer, de venderla a un comprador no identificado aprovechando el momento dulce de una industria que ha pasado a convertirse en muy interesante con el anuncio de Apple de permitir bloqueadores de contenidos en sus sistemas operativos iOS y OS X. Algunos especulaban con que Gundlach, que dejó su trabajo, hace algunos años junto con su mujer, Katie, para dedicarse únicamente a AdBlock, podía haber obtenido entre los seis y los veintiocho millones de dólares en donaciones de sus aproximadamente quince millones de usuarios.

Por su parte, AdBlock Plus, la compañía propiedad de Eyeo, ha tomado la decisión de ceder el control de los criterios de su Programa de Anuncios Aceptables a una comisión independiente de la compañía, con el fin de alcanzar un consenso aún más amplio sobre ellos. La idea que subyace tras este programa es la de que únicamente se considera como aceptable la publicidad que no es molesta, que no interrumpe ni distorsiona las páginas que la contienen, que es transparente y no engañosa, que no es agresiva, y que se adecua al sitio que la contiene. La compañía mantiene un foro en el que se listan todos los anuncios desbloqueados (los usuarios pueden volver a bloquearlos si lo desean), y gestiona una lista blanca de más de setecientas compañías, de las que en torno a un 10% pagan a Eyeo en concepto de administración.

La popularización de los bloqueadores de publicidad está siendo especialmente rápida en este momento, a medida que aparece una oferta cada vez mayor y que proliferan comparativas que demuestran su eficiencia tanto en la optimización de tiempos de carga como a la hora de optimizar las tarifas de datos. El crecimiento está siendo especialmente rápido en el móvil, lo que viene a demostrar como la mayoría de los anunciantes, en realidad, no son capaces de entender las plataformas móviles y carecen de la empatía adecuada para ponerse en el lugar de los usuarios y entender hasta qué punto el uso que hacen de los formatos resulta absurdo e irresponsable. Un uso que determina que cada vez más clientes se instales bloqueadores, y que se retiren del mercado de manera radical, haciendo pagar a justos por pecadores, dificultando las posibilidades de financiarse de muchas compañías, y poniendo en peligro a los gigantes que, como Google, viven de la publicidad.

Para Doc Searls, uno de los autores del prestigioso “Cluetrain manifesto“, en el momento en que la instalación de bloqueadores de publicidad alcanza ya a los doscientos millones de personas, estamos hablando del mayor boicot ejercido por los consumidores en toda la historia. Un boicot que, además, ha sido provocado únicamente por los excesos de la industria, por el abuso de formatos intrusivos, de tácticas agresivas como el retargeting, o el nulo respeto a las cláusulas de do-not-track. Pero esas tácticas seguidas por algunos, han terminado por dañar a toda una industria, incluyendo a los que nos las empleaban. Ahora, la guerra está en plena escalada, amenaza con provocar abundantes daños colaterales, y además, avanza a bastante más velocidad de la esperada.

Vía: Enrique Dans

 

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