Las 7 claves para desarrollar tu start-up (desde cero y sin recursos) - Bertrand Regader
La situación económica de la mayoría de jóvenes es un desastre. Pero hay una posible salida: iniciar una start-up online, tu propio proyecto personal.
Nacer, crecer un poco, ir a la escuela, crecer un poco más, ir al instituto, tener pelo en los sobacos, ir a la facultad o a algún ciclo de formación profesional, echarte una novia, trabajar de gratis como becario o aprendiz, ver como los amigos se van a otros países, empezar a ganar cuatro duros por muchas horas de trabajo, casarse, ser despedido del curro, tener hijos y no poder mantenerlos, encontrar in extremis algún curro en la economía sumergida que te permita salir a flote aún con el agua al cuello, divorciarse, tener que hacer chanchullos para pagar un alquiler mediocre, quizá volverse a enamorar si todavía quedan fuerzas, e ir sobreviviendo y cruzando los dedos para que a los sesenta y cinco tengas derecho a pensión.
Formarse y formarse y formarse para acabar pelando patatas
Es una línea vital que es más común de lo que parece. Solo cuando es narrada así, desnuda de flores, colores y artificios, uno se da cuenta de cómo han cambiado los tiempos. Si nuestros padres se vieron en la circunstancia de poder ocupar un puesto fijo durante toda vida laboral y tener una remuneración más o menos acorde a su nivel de formación, lo cierto es que en los tiempos que corren el trabajo escasea.
Muy pocos tienen la fortuna de poder optar a un empleo que les proporcione unos mínimos ingresos como para trazar las líneas maestras de su futuro: una vivienda, una estabilidad, poder viajar, invertir tiempo en lo que uno ama… En ausencia de estabilidad, uno se amolda a lo que sea: constante formación, trabajos precarios… Situación que redunda en la imposibilidad para poder desarrollarse como persona.
Hacemos girar una rueda que solo beneficia a unos pocos
No me creo en posesión de ningún secreto mágico que pueda solucionar la situación socio-económica que padece nuestro país, aunque es obvio que cuando se prima la competitividad de las empresas, quienes salen mal parados son aquellos que dedican su tiempo y su esfuerzo a activar la economía real, para regocijo de los grandes empresarios, que se agencian de una parte del pastel todavía mayor. Y es que, de hecho, los índices que miden la desigualdad de renta entre los españoles no hacen más que aumentar desde 2007, señal de que la precarización del empleo no ha servido para incrementar la productividad como remedio para nuestra economía (como algunos quieren aducir), sino simple y llanamente para someter a los trabajadores a una situación peor y recortar por ahí los costes variables.
El modelo productivo occidental se está estancando. En esta tesitura, y sin entrar en posibles permutas de la situación que pasarían por un cambio en la estructura económica, los jóvenes tenemos pocas maneras de sobrevivir en el día a día. Porque está visto que, por mucha carrera y máster que uno tenga, eso no es garantía de nada.
No seas tu propio jefe, sé TÚ MISMO hasta el final
Repudio el discurso de la emprendeduría. Y no lo rechazo por deporte, sino porque he vivido tanto en lo teórico como en lo práctico la mentira que supone el discurso de «sé tu propio jefe».
Para empezar, en el plano teórico, «sé tu propio jefe» supone mimetizar la nefasta dinámica del modelo productivo actual. Emprender es un eufemismo para no reconocer que en realidad el mensaje es: «hazte empresario». No creo que una solución viable en términos sociales pase por dejar de ser la víctima para ser el verdugo.
En el plano práctico, emprender (hacerse empresario) requiere, por lo menos, una de estas tres cosas:
1. Tener dinero para invertirlo en tu start-up
2. Tener contactos
3. Tener algo de tiempo disponible
Podríamos decir que si gozas de esos tres elementos, tu start-up se fraguará de forma rápida y, si la idea es buena, es probable que puedas ganarte la vida con tu nueva empresa. Si cuentas con dos elementos, va a ser un pelín más complicado, pero es muy probable que lo consigas. Si solo tienes uno de los tres elementos con los que montar tu start-up desde cero, va a ser más complicado. Pero no es imposible.
Montar una start-up sin dinero y sin contactos
Si ya tienes veintipocos años y te has dado cuenta que el mundo laboral te exprime y no te permite tener una vida digna, es probable que te hayas planteado tomar alguna decisión que te ayude a escapar de este destino. Cuando decides que esta no es una vida que nadie quiera llevar y que has de intentar tener una idea mágica que te permita vivir de ella, los obstáculos suelen ser, por este orden, el dinero, la confianza en ti mismo y el poco tiempo disponible.
Te voy a dar algunos consejos clave por si puedes sacar alguna reflexión o idea que te pueda ayudar a sacar adelante tu proyecto sin más recursos que tu ingenio y un poco de tiempo al día.
1. No rechaces trabajos mal pagados
El trabajo del que más aprendí en mi vida fue, en términos estrictos, una auténtica tomadura de pelo. Me ofrecieron trabajar unas semanas de prueba, y me aseguraron que, según mi rendimiento, decidirían si contratarme o no. Pues bien, mi primera semana como comercial fue una auténtica locura de moverme de un lado para otro (con mi coche y pagando yo todos los gastos), llamadas incesantes… Quería demostrar que valía para ese puesto y demostrarme a mí también que podía hacerlo. Me extralimité en mis funciones y desarrollé aún en las primeras semanas una infraestructura de redes sociales para la empresa. Formé a nuevos trabajadores llevando apenas un mes ahí trabajando. Y, además, conseguí ventas y contactos que supusieron una inyección de liquidez a las arcas de la entidad.
La remuneración económica nunca llegó en los tres meses que trabajé como un auténtico campeón. La cuestión es que, a pesar de haber invertido un montón de tiempo, dinero y esfuerzo en intentar que me contrataran, no lograrlo fue algo positivo. ¿Por qué? Los conocimientos y la experiencia que conseguí durante esos meses me curtieron a nivel mental y, además, empecé a familiarizarme con algunas herramientas de desarrollo de comunidades digitales. Aunque no recibí la merecida remuneración por los servicios prestados, muté: aprendí a creer en mi potencial a varios niveles interesantes.
Huelga decir que, si me hubieran llegado a contratar, mi sueldo tampoco hubiera sido para tirar cohetes, precisamente. Así las cosas, trabajar en esa empresa fue una inversión personal. Debes nutrirte de los trabajos que puedas ir encontrando de otras formas que no sean lo puramente económico. Si tienes un empleo que no te aporta nada y te pagan una miseria, tienes dos opciones: o encontrar algún aspecto de tu rutina que te pueda servir para tu futura start-up, o simplemente abandonar ese curro y buscar otro que sí que pueda aportarte ese extra.
Mi consejo es que no deberías rechazar trabajos precarios que intuyas que pueden ser positivos para ti, incluso si ya has empezado a desarrollar tu start-up. Es bueno mantenerse activo en este tiempo de impasse, siempre que puedas combinar ambas labores.
2. Piensa en cómo usar internet para desarrollar tu start-up
Estamos en el siglo XXI y los antiguos modelos de negocio basados en las relaciones de proximidad, el menudeo y, en definitiva, lo ‘tangible’, están en verdadero peligro de extinción. Los productos que consumimos vienen de países como China o Taiwán, el pequeño negocio es sustituido por la franquicia transnacional, las máquinas sustituyen a la mano de obra, y los intermediarios van sucumbiendo a las exigencias de la competitividad. Idear un modelo de negocio que pase por unos costes fijos elevados y con unas previsiones de rendimiento lentas, está anticuado y es un gran riesgo.
El margen de maniobra que le queda a una persona sin recursos económicos es el siguiente: internet. La red de redes es gratis y encima le da una proyección masiva e internacional a tu idea. Sea cual sea la idea de tu negocio, vas a tener que pasar por internet a menudo, por lo menos por lo que respecta a usar la red como un escaparate para tu idea.
Si encima tu proyecto es algo así como montar un blog o una web de e-commerce e ingresar dinero en concepto de publicidad o servicios prestados mediante la banda ancha, creo que has elegido bien. Internet lleva unos años en nuestras vidas pero no los suficientes como para no poder gestar algo grande si empiezas ahora. En otras palabras, el complejo mundo de internet todavía tiene nichos de mercado esperando a ser ocupados.
3. Una vez empezado el proyecto, tu objetivo es consolidar un ritmo
Márcate unos objetivos diarios de producción. La constancia es la clave del éxito. Si por ejemplo creas un blog, ponte como obligación escribir X artículos semanales. Y cúmplelo.
Fíjate: el 95% de blogs que hay en el mundo publican menos de 4 artículos semanales. Si tú eres capaz de escribir 5 o más, ya estás dentro de la élite. En internet no es difícil empezar a sobresalir si eres capaz de mantener un buen ritmo de producción? sin descuidar la calidad de los contenidos, por supuesto. Si en vez de un blog tu start-up va de reciclar materiales de la basura y construir bicis con ellos, lo mismo: ponte un objetivo realista pero ambicioso. Si eres capaz de construir 5 bicis a la semana sin perder la salud, esas 5 bicis son tu producto y es lo que te va a dar a conocer.
Además, conforme vayas manteniendo este buen ritmo de producción, irás percibiendo que cada vez eres capaz de producir más en menos tiempo (o con menos recursos). Aumentar la productividad de tu start-up es la mejor manera de ser competitivo y empezar a disputarle el trono a los que hasta ese momento contaban con el monopolio del sector.
4. Rodéate de un buen equipo (y huye de los buitres)
No te voy a engañar: poca gente mueve un dedo por ti si no vislumbra que tu proyecto puede, en un futuro, ser rentable. Es complicado que alguien te preste su ayuda si no recibe nada a cambio ni espera recibirlo nunca. Así pues, antes de ir a por un buen equipo para tu start-up, dedícate a responsabilizarte de cumplir con tu obligación como CEO, director, o como quieras llamarte.
Cuando tu start-up ya tenga algunas cualidades que la hagan apetecible para terceras personas, entonces sí debes plantearte quién debería subirse al barco. Nadie es experto en todo y por tanto en algún momento precisarás que alguien te apoye, te asesore o simplemente meta horas en el proyecto a fin de darle un nuevo impulso.
Cuando hay dinero de por medio, hay aves carroñeras. Ten eso en cuenta y evita, en la medida de lo posible, dar información relevante a personas que no sean de tu confianza, por mucho que te estén prometiendo que su aportación al proyecto va a ser magnífica. Nadie regala duros a cuatro pesetas, y la estrategia y líneas maestras de tu start-up no deben ser de dominio público. Date tu tiempo para analizar con quién estás tratando y qué te está intentando vender. No cierres tratos de forma apresurada o preso de la ilusión por las maravillas y milagros que te puedan contar.
Primero analiza, observa cómo trabaja tu potencial colaborador, evalúa cuánto aporta realmente al proyecto, y luego decide cuál ha de ser el trato.
5. Conoce lo que haya que conocer y empápate de todo lo que sea útil
Tienes una start-up y vas a tener que dar mucho de ti mismo si quieres que la cosa vaya por el buen camino. En términos de coaching, tendrás que salir de tu zona de confort muy a menudo. En lo que respecta a internet como medio para promocionar tu proyecto, la cosa no se reduce a colgar el link de tu página de forma anárquica. Hay muchas variables y técnicas que te permitirán ser efectivo en tu marketing online. Y cuando digo que son muchas variables, lo digo en serio: es un mundo complejo y lleno de entresijos. Por tanto, es tu responsabilidad conocer bien esta faceta, a menos que en tu equipo ya cuentes con un experto en community management. Lee todo lo que puedas, hay un montón de blogs especializados en el tema.
Si tu start-up consiste en una agencia de viajes online, lo mismo: es tu responsabilidad conocer a la perfección la geografía mundial, los reclamos turísticos de las ciudades, los posibles peligros, las tarifas, los descuentos, las novedades… Va a ser difícil que alguien te compre un viaje a París si solo eres capaz de recomendarle que visite la Torre Eiffel.
En resumidas cuentas, tú eres el capitán del barco y debes ser conocedor de todo lo necesario para llegar a buen puerto: tanto los aspectos técnicos de la embarcación (cómo manejar el timón, cómo izar las velas), debes tener un mapa preciso que indique de dónde vienes y a dónde vas, y además tienes que conocer todos los posibles obstáculos (tormentas, mala mar…) y saber cómo capear cada situación y seguir adelante.
6. Asume que no tendrás compensación económica hasta dentro de mucho tiempo
De hecho, lo ideal es que tu mente esté totalmente convencida de que tu start-up no va sobre ganar dinero sino de hacerte un poco más feliz. Lo ideal es que disfrutes tanto llevando a cabo tu proyecto, que ese estado de flow ya sea recompensa suficiente.
Si desarrollas tu proyecto pensando en ganar dinero cuanto antes, vas a ponerte un montón de presión encima, y a no ser que tengas una suerte espectacular o que tu idea desate una revolución sin precedentes, normalmente una start-up recorre un tiempo largo en que no se gana dinero.
Si por el contrario eres capaz de apasionarte por tu proyecto y ser constante, tienes mucho ganado. Porque como decíamos antes, la perseverancia es quizá el mejor atributo que tienes como emprendedor.
Personalmente, mi start-up no empezó a generar dinero hasta casi diez meses después de crearla. Esto significa que invertí diez meses de mi vida en algo que no me aportaba un sustento económico. Pero al final, los frutos llegan. Y aun en el peor de los casos de que nunca obtuvieras un rendimiento económico, habrás pasado buenos ratos con ello y habrás aprendido un montón de cosas que te serán útiles en tu futuro.
7. Maximiza, optimiza, rentabiliza
Aunque tu start-up ya lleve un tiempecillo generando ingresos y te sientas orgulloso de haberla sacado adelante, será una mala idea dormirse en los laureles. Tienes que ser consciente que ahí fuera hay miles de jóvenes que han notado que hay una oportunidad de mercado en tu sector. Personas que, a lo mejor, tienen mayor formación que tú, o más dinero para invertir, o más contactos, o más constancia…
Si te quedas inmóvil y solo generas lo justito para que tu proyecto se mantenga, no tardarás en darte cuenta que otras start-ups te empiezan a recortar terreno. En la vida económica en general, y en internet en particular, quien no corre, vuela. Si tú dejas pasar la oportunidad de desarrollar subunidades de negocio, otros las detectarán y coparán ese espacio.
Internet cambia muy rápido y debes ser capaz de adaptarte e ir redirigiendo el negocio de forma correcta. No sirve de nada la mentalidad victoriana de que el proyecto vaya generándote una renta mensual. Dirigir significa estar atento a las circunstancias que rodean tu negocio y adaptar tu modelo a las exigencias del mercado. Y, huelga decirlo, bajar la productividad es siempre una idea arriesgada.
Resumiendo
La clave del éxito para desarrollar una start-up con pocos recursos es tu capacidad para perseverar y aprender lo que sea necesario para ir escalando posiciones. Si amas tu proyecto, el éxito será doble: te sentirás realizado y, en un momento u otro, empezarás a obtener algún tipo de rendimiento económico, sea por vías directas o indirectas.
Sé tú mismo hasta el final: plantéate en qué destacas, qué tienes que aportar al mundo. Los proyectos de éxito parten de ahí.
Ni el "data" es tan "big", ni el "bidding" es en "real time"... ¿entonces? - Manuel G. CorderoAnteriorSigueinteEficacia publicitaria en España: ¿investigarla mejor, o seguir premiándola, y ya?