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Noelia Fernández Directora creativa ejecutiva de Ogilvy Barcelona

Un mito en la clase

Un mito en la clase Noelia Fernández, Directora creativa ejecutiva de Ogilvy Barcelona

Este 2023 hace veinte años que crucé por primera vez las puertas de mi universidad. Y aunque ya ha pasado mucho tiempo, mi memoria no recuerda a ninguna creativa que viniera a hablarnos de su trabajo en toda la carrera. Más allá de algunas profesoras, como la de redacción, eran escasos o ninguno los referentes creativos femeninos en las aulas. Sinceramente, estoy segura de que esto no era algo excepcional, probablemente fuera un mal endémico motivado por la falta de creativas en puestos de responsabilidad y porque las que existían no tenían demasiada visibilidad. 

Veinte años después, sigo cruzando la puerta de universidades y escuelas, pero ahora me coloco frente a los alumnos y alumnas y les doy un poco la turra. A menudo me piden que dé clases, imparta charlas y algún que otro workshop, cosa que me encanta. 

Quien haya pasado por un aula de cualquier facultad de comunicación, se habrá dado cuenta de que el alumnado es en su mayoría femenino. Yo las miro y me veo a mí, unos cuantos años atrás, con los mismos miedos y las mismas ganas de que alguien nos dé una pista sobre cómo será nuestro futuro inmediato. Por eso aprovecho esas horas con ellas para contarles la verdad. Una verdad incómoda sobre las mujeres en las agencias de publicidad.

La creatividad, un camino de obstáculos

Les cuento que ahora son mayoría en las aulas sí, pero que a medida que vayan pasando los años, sus compañeras irán desapareciendo, especialmente en el departamento creativo. Les cuento que la creatividad es un camino lleno de obstáculos porque, a pesar de que hay mujeres brillantes haciendo un trabajo excelente, todavía son pocos los referentes femeninos. Que los departamentos creativos han sido tradicionalmente masculinos y que las directoras creativas ejecutivas o directoras generales creativas tienen una representación anecdótica.

Les cuento lo que nos cuesta mantener la confianza en nosotras mismas, precisamente en un ámbito en donde creer en tus ideas y defenderlas es indispensable para progresar. Que conciliar es complicado y que, por eso, a partir de los 35 años hay un éxodo masivo de mujeres. Así que, o nos vamos nosotras mismas o el propio sistema nos expulsa. 

Estas afirmaciones forman parte de diversos estudios sobre la población publicitaria que las compañeras de Más Mujeres Creativas nos han puesto en la cara. Una realidad que intento acercar a las aulas sin demasiada anestesia. Siento que tengo la responsabilidad de ser transmisora de esta información apelando a los datos, pero también a través de mi propia experiencia. Y a pesar de que las cosas han mejorado en los últimos años, eso es innegable, todavía nos queda muchísimo por hacer. Porque cuando les explico que, sin ir más lejos, yo soy una excepción, las caras de decepción son evidentes. 

En la última charla, esas caras de decepción me hicieron reflexionar sobre el efecto que podían tener mis palabras y esa cabezonería mía de explicarles la verdad, aunque duela. ¿Y si en vez de alentarlas las estaba empujando a la resignación? ¿Y si en vez de motivarlas las estaba alejando de la carrera creativa? Si todo es tan complejo, si todo es tan incierto, si los cambios transcurren tan lentamente, quizá piensen que no vale la pena intentarlo, ¿no? Sin dejar de explicar la realidad, creía que tenía que darle la vuelta y conseguir que mis palabras tuvieran un efecto transformador en ellas

Propósito del nuevo curso

En bachillerato tuve una profesora de latín que nos contagió su amor por la historia greco-romana. A ella le debo mi debilidad por los clásicos de la mitología y por todo tipo de restos arqueológicos de antiguas civilizaciones. Recuerdo una historia de la mitología griega que recogió Ovidio en Las Metamorfosis. Se trata de la historia de Pigmalión y Galatea, pero no pienso explicaros el mito, porque a pesar de que viene al caso, Pigmalión fue uno de los primeros grandes misóginos de la historia, así que no va a tener espacio publicitario en este texto. 

La historia en cuestión da nombre al conocido como «Efecto Pigmalión» que se estudia en psicología y por el que Robert Ronsenthal y Leonor Jacobson hicieron un experimento en Harvard llamado «Pigmalión en la clase«. 

Básicamente les dijeron a los profesores universitarios que todos los alumnos habían hecho un test de inteligencia y que los más listos (según el test), también serían los mejores del curso. Pero ese examen jamás se hizo. Sin embargo, los alumnos seleccionados al azar con «mejores resultados» también consiguieron mejores notas. Los profesores engañados, consideraron que esos alumnos eran más capaces y les ayudaron a generar creencias positivas que les permitieron ser los primeros de la clase. 

Este experimento de 1968 nos demuestra que, si alguien nos valora y se enfoca en nuestras fortalezas, aumentará nuestras posibilidades de éxito. Así que sí, existe una responsabilidad inevitable en las palabras que proyecto hacia mis alumnas. Y sí, el efecto que pueden tener sobre ellas es vital para sus carreras.

Si lo pienso bien, cada vez que piso un aula tengo el poder de reprimirlas, centrándome en la incertidumbre y las dificultades de las mujeres creativas o, por el contrario, puedo hablarles de sus capacidades infinitas para conseguir lo que se propongan. Con esto no quiero decir que vaya a dejar de contar la verdad, por muy incómoda que sea. Simplemente veo necesario aplicar un cambio de foco. Pasar de uno centrado en el problema a uno centrado en las capacidades y en la fortaleza que tenemos las mujeres para triunfar con el mismo éxito que tienen nuestros compañeros. Así que voy a ejercer esa influencia de forma consciente para intentar darle la vuelta al tablero. 

Este es mi propósito del nuevo curso. Un cambio de foco absolutamente tan poderoso que es capaz de convertir a unos alumnos random de Harvard en los primeros de su promoción o a unas estudiantes de publicidad en las jefazas creativas que quieran ser.

Escrito por Noelia Fernández, directora creativa ejecutiva de Ogilvy Barcelona

 

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