La cigarra y la hormiga embarazada

La verdad es que sólo las empresas que se centran en la inclusión de sus diversos talentos y sus opiniones y perspectivas son capaces de cosechar los beneficios que describen los estudios que muestran el éxito de la diversidad. Esto significa un trabajo duro: entender y aceptar los prejuicios interiorizados y encontrar nuevas formas de comunicación y colaboración con todo el equipo. Como esto tiene un impacto muy profundo en la cultura de la empresa y es un cambio que puede sacudir las estructuras de poder establecidas, la diversidad y la inclusión requieren una verdadera dedicación en todos los niveles de la empresa.
Y este año, que ha sido un año de cambio en mayúsculas para mí, es cuando he sentido que la realidad de una empresa se palpa desde las experiencias más personales y trascendentales: un mal momento vital por diversas causas, un embarazo o una situación extrema como la que se está viviendo en Ucrania. Del decir al hacer hay un trecho y es importante destacar que el apoyo real de compañeros y de la red a la que pertenezco está siendo determinante en determinadas decisiones y hechos vitales, sobre todo cuando estás en un momento de tu carrera profesional en el que crees que tienes que estar al mil por mil. Y parece que la maternidad no es parte de la ecuación. O al menos, en nuestra mente.
Y es que después de tantos años de trabajo y perseverancia tienes miedo a que esto sea un parón definitivo en tu proyección. El mismo miedo que te ha hecho posponerlo en cierta manera. Siempre me he considerado la hormiga de la fábula, muy trabajadora y poco de hacerme notar, al menos de cara al exterior. Porque si hay algo que me puede definir creo que es la perseverancia y esa pasión por lo que hago, por todo a lo que me enfrento y eso creo que me ha ayudado a ir creciendo, poco a poco en mi trabajo. El famoso GRIT que tiene gente (salvando las kilométricas distancias y desde la absoluta humildad, de Rafa Nadal, Carlitos Alcaraz (podemos pensar que lo tiene) o Frances Arnold, premio Nobel de química que fue primero taxista) y cuando has alcanzado cierta meta, de repente te planteas el cómo vas a poder continuar ahí cuando tu planteamiento vital alcanza otra trascendencia. Y quizá, tantas dudas surgen porque todavía hay un cierto gap entre los puestos directivos y la presencia real de mujeres en estos puestos en los que mirarse cuando surge una situación como la mía.
Tenemos que trabajar en esa cultura que comentaba al principio donde nos sintamos cómodas a la hora de tener hijos sea en el momento que sea de nuestras carreras porque sabemos, no lo dudo porque lo veo en otras compañeras que ya han sido madres, que lo que vamos a aportar es un valor mayor a la compañía, si cabe.
Porque cultivar el grit es una carrera de fondo y parte de buscar nuevos propósitos y retos y tener confianza en que vas a poder sobreponerte a las dificultades, adquiriendo cada vez mayores responsabilidades en todos los ámbitos de nuestra vida. Y eso, se consigue también desde una cultura de apoyo y comprensión.
Así que busquemos organizaciones con inclusión, donde nos sintamos comprendidas y apoyadas, donde la meritocracia sea parte del proceso y las hormigas embarazadas puedan seguir trabajando en lo que creen. No nos pongamos techos invisibles y trabajemos por ser parte de esta cultura de cambio donde mejoremos día a día las relaciones laborales con todos nuestros compañeros.
Ainhoa de las Pozas, CEO de Serviceplan España.
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