La historia de X, el nuevo logo de Twitter
X: la fascinante historia parapetada tras el nuevo y vilipendiado logotipo de Twitter
El nuevo logo de Twitter es una X escrita con doble línea que remeda deliberadamente el estilo "Blackboard Bold" nacido en Princeton en los años 60.
Hace aproximadamente una semana Elon Musk decidía enterrar la marca Twitter para rebautizar la famosa red social con el nombre de X, la letra predilecta del sudafricano. Desde entonces muchos tuiteros lloran amargamente la muerte de la red social del pajarito y se preguntan cómo el empresario sudafricano ha osado reemplazar una marca ya asentada en el mercado como Twitter por una marca de naturaleza totalmente intercambiable como X.
La metamorfosis de Twitter en X obedecería a bote pronto a un mero capricho de Elon Musk. Al magnate sudafricano su instinto (que no es probablemente infalible) le ha dicho que X es el rebranding más adecuado para la red social del pájaro azul, una plataforma que aspira a convertir en una «app para todo» al más puro estilo de WeChat.
Lo que Musk tiene en mente para X es tan desconocido como radicalmente nuevo, por lo que se antoja a priori oportuno que el sudafricano haya endilgado a su creación el símbolo matemático que designa a la incógnita en las ecuaciones.
¿No tiene sentido que X sea el nombre de lo que es a todas luces una incógnita?
El logo de X es, por su parte, una X escrita con doble línea que remeda deliberadamente el estilo «Blackboard Bold», que nació en los años 60 en la Universidad de Princeton con el objetivo de garabatear letras en negrita en las pizarras. Esta práctica se diseminó como la pólvora de aula en aula (casi como a día de hoy se propagan los «memes» en las redes sociales).
La X escrita con doble línea se abrió paso en las aulas y también en las máquinas de escribir, pero no logró incursionar en los libros por ser supuestamente imposible en el plano técnico. Precisamente por esta razón el científico de la computación Donald Knuth se abstuvo de incluir el estilo «Blackboard Bold» en su famoso sistema de diseño de tipos TeX, que salió del cascarón en los años 80.
Donde sí logró recalar, en cambio, el estilo «Blackboard Bold» fue en sistema Unicode, una suerte de traductor universal de sets de caracteres que permite que los programas informáticos sean compatibles con toda una plétora de idiomas. En su versión de 1991 Unicode tuvo a bien incluir el estilo «Blackboard Bold».
Si tenemos en cuenta el origen de la X de doble línea, un símbolo puramente analógico en sus inicios que lograr migrar con éxito a los canales digitales, no parece que su elección por parte de Elon Musk, un «nerd» confeso, haya sido dejada al albur por el empresario sudafricano.
En la adopción de la X de doble línea como nuevo logo de Twitter jugó también un rol absolutamente determinante una anécdota que se remonta a hace solo un par de años. Corría el año 2021 y el diseñador Alex Tourville buscaba un logotipo para un pódcast bautizado con el nombre de X que estaba consagrado (casualidades de la vida) a Elon Musk y a su entramado empresarial. A la hora de diseñar la imagen de marca del pódcast, Tourville quiso ir más allá de la X convencional, buscaba algo más arriesgado y lo encontró finalmente en el sistema Unicode con el carácter U+1D54F, la famosa X de doble línea inventada allá por los años 60 en la Universidad de Princeton.
Una fenomenal historia para un logo a bote pronto anodino
Gracias a su compatibilidad con Unicode, la X de doble línea puede ser incluida prácticamente en todos los programas de software y puede, por ejemplo, abrirse paso fácilmente en los tuits (cuya denominación de nueva hornada sigue siendo a día de hoy una incógnita).
El pódcast X vio la luz en septiembre de 2021 y se emitió hasta febrero de 2022. Cuando Elon Musk publicó hace unos meses un tuit en el que solicitaba sugerencias para el rebranding de Twitter, Tourville le ofreció el logo del extinto pódcast X (y lo hizo, en un arranque de generosidad quizás absolutamente demente, a cambio de nada).
Puede que el rebranding de Twitter haya provocado (al menos hasta la fecha) más muecas de disgusto que otra cosa, pero la X tiene un trasfondo detrás y ese trasfondo es absolutamente fascinante. Quizás lo que fue percibido a priori como una auténtica mamarracha sea en realidad una genialidad.