Dando fuelle al

El objetivo número uno de los marketeros (de los que se desenvuelven en el universo B2C al menos) es espolear el «brand awareness». ¿El problema? Que en el actual ecosistema digital, lleno hasta la bandera de contenido de altísimo calidad, las marcas se las ven y se las desean para concitar la atención de la audiencia.

Afortunadamente hay unos cuantos trucos (convenientemente apalancados en el marketing de contenidos) para dar alas al «brand awareness» y lograr la anhelada fidelidad de la audiencia. Inc. disecciona a continuación unas cuentas estrategias de marketing de contenidos que obran auténticos milagros en términos de «brand awareness»:

1. Adoptar una mentalidad «visual-first»

El contenido apoyado única y exclusivamente en el texto no basta en los tiempos que corren para que la audiencia nos agasaje con su engagement. Y que utilicemos más contenidos de naturaleza visual (motions graphics, visualizaciones de datos y experiencias interactivas, por ejemplo) no quiere decir que estemos haciendo uso de ellos de la manera correcta. Es necesario pertrecharnos de una mentalidad «visual-first».

Esta mentalidad requiere aproximarnos a la generación de contenidos comenzando por la imagen (o en su defecto el vídeo) y centrar a continuación nuestra atención en el texto (que habitualmente ocupa siempre el primer lugar).

Cuando apostamos por una mentalidad «visual-first», debemos además tener claro desde el primer momento qué tipo de contenido visual hace mejores migas con las conversiones.

2. Definir una identidad visual

Debemos tomarnos la molestia de realizar un análisis 100% honesto para dictaminar si la identidad visual tras la que se parapeta nuestra marca está de verdad adaptada a sus intereses.

Si tenemos, por ejemplo, la mirada puesta en la Generación Z, deberemos ser capaces de adaptar nuestro contenido visual a múltiples canales simultáneamente y dar prioridad al vídeo (que es el contenido que los centennials consumen con más fruición).

Desarrollar una identidad visual implica tener un estilo predefinido a la hora de elaborar ilustraciones, iconos, visualizaciones de datos y múltiples tipos de contenidos. Se trata de que nuestra marca esté preparada para cualquier escenario.

Aprovisionándonos de una buena identidad visual lograremos que nuestra marca sea reconocible en todos los canales, donde su «look & feel» deberán ser consistente y adaptable.

3. Desarrollar un banco propio de imágenes y contenidos visuales

Una vez hemos desarrollado una identidad visual con la que nuestra marca se muestre 100% segura, llega el momento de trabajar en la creación de un banco propio de imágenes y contenidos visuales.

Este banco deberá estar integrado por una colección de plantillas prediseñadas que usaremos una y otra vez (un post con un «look» predefinido para ser compartido en Facebook, por ejemplo).

Contando con un banco propio de imágenes y materiales de naturaleza visual otorgaremos consistencia al «look & feel» de nuestra marca y la haremos más reconocible.

4. Crear un lenguaje visual para cada campaña

Cuando estamos trabajando en una campaña de marketing en particular con unos objetivos muy concretos, puede resultar pertinente desarrollar un lenguaje visual especialmente adaptado a ella.

Tal lenguaje visual ejercerá de guía de estilo para la campaña y, perfectamente en sintonía con la identidad visual de nuestra marca, conseguirá optimizar los resultados.

En ocasiones los principios por los que se guía nuestra identidad visual son demasiado generales para hacer posible la ejecución de objetivos específicos vinculados a una campaña concreta. Y por eso, para lograr que nuestra campaña sea realmente óptima y logre resultados lo más positivos posible, es conveniente desarrollar un lenguaje visual especial ajustado a ella.