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Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Japón, Nueva Zelanda e Italia se han visto afectados por la medida

La retirada de los "me gusta" en Instagram: ¿hacia una red social más amable?

Redacción

Escrito por Redacción

Esta medida responde a los resultados del estudio #StatusOfMind de la Royal Society for Public Health (RSPH), que señala a Instagram como la peor red social en relación con la salud mental y el bienestar de los jóvenes

instagram social

Ya es una realidad. Instagram anunció hace un tiempo que retiraría la visualización pública de los “me gusta”, y ha hecho efectiva por fin esta medida en Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Japón, Nueva Zelanda e Italia. El motivo que ha llevado a la red social a eliminar una de sus características más populares y demandadas es conseguir que sus usuarios “estén más preocupados de compartir las cosas que les gustan que hacerlo para conseguir más me gusta”.

Así lo indica Ferrán Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). A su vez, explica que “Instagram quiere poner fin poco a poco a la tiranía de los likes para dar protagonismo a todos, no solo a los más populares”. La cultura y la obsesión por los likes la inauguró Facebook en 2009, y ha crecido imparablemente hasta ahora. “Hoy todo se mide por factores cuantitativos y no cualitativos, lo que da valor al contenido compartido es casi siempre el número de me gusta obtenido”, afirma Lalueza.

La idea es que este cambio ayude a hacer más amable y menos competitiva esta red social. No en vano, Instagram está valorada como la peor red social en relación con la salud mental y el bienestar de los jóvenes. Al menos, así lo señala el estudio #StatusOfMind de la Royal Society for Public Health (RSPH). Tampoco hay que olvidar la excesiva importancia comercial que ha adquirido esta plataforma debido a los influencers, cuya labor multiplica aún más la obsesión de la gente normal por conseguir “me gustas”.

Para José Ramón Ubieto, psicólogo y profesor de los Estudios de Psicología de la UOC, que Instagram elimine los “me gusta” es positivo. Según Ubieto, “limitar el efecto de viralización que implica que todo el mundo conozca los me gusta recibidos reduce la hipertrofia del «yo». Se trata de un fenómeno narcisista en el que uno tiende a buscar los me gusta y a hacer que todo el mundo sepa que los tiene y puede, además, reducir la angustia por tenerlos».

Instagram desde luego que tiene y aporta ventajas, pero son muchos los inconvenientes que puede ocasionar igualmente. Por ejemplo, genera una preocupación poco saludable por la imagen propia, y fomenta la sensación del síndrome FOMO de necesitar conexión permanente para no perdernos nada. Además, alimenta el acoso online, la ansiedad y los problemas de sueño derivados de la inquietud social y personal que genera.

Instagram red social

Ha incrementado mi nivel de ansiedad social, estoy constantemente preocupada por lo que los demás piensan de mis entradas y mis fotos”, afirma una de las participantes en la encuesta, realizada a más de 1.500 jóvenes ingleses de entre 16 a 24 años. “La lógica de ser permanentemente validado y aprobado por los demás es una variable muy importante para los adolescentes, aunque no es la única”, puntualiza Ubieto.

En este sentido, y en la misma línea, apuntan las reflexiones de Mireia Montaña, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC. Montaña afirma que los jóvenes “son muy sensibles a la aceptación y el rechazo en las redes sociales, tal como demuestran algunas investigaciones”. De hecho, según este estudio, los adolescentes tienen una alta sensibilidad emocional, y el desarrollo prolongado del proceso reflexivo y el control cognitivo pueden hacerlos específicamente reactivos a este tipo de medios.

Las pantallas han aumentado el propio narcisismo al poner el «yo» en primer lugar: nuestra imagen pasa a ser el principal emblema y esto puede tener efectos colaterales negativos: exhibicionismo, transformación de la intimidad y la privacidad, ciberacoso, amenazas, etc”, afirma Ubieto.

Queda patente que Instagram es la red social que peores resultados arroja en el estudio de la RSPH. Su media negativa es la más alta registrada, superando a Snapchat, Facebook, Twitter y YouTube, siendo esta última la única que ofrece un balance positivo. “Hay que tener en cuenta la incidencia que puede tener en una población joven. Instagram no es la red social con más usuarios, pero sí es la que más crece y la preferida de los adolescentes”, explica Lalueza, también investigador del grupo GAME-CNM de la UOC.

“Detrás de esta estrategia está la intención de las compañías de no «desanimar» a los usuarios que no tienen miles de seguidores ni acumulan cientos de me gusta, que son la mayoría”, afirma Lalueza. Un consumidor desanimado puede llegar a ser fácilmente un elemento pasivo, y esto podría ser un peligro para el buen funcionamiento de la propia plataforma. A las marcas les interesa conocer los datos de sus usuarios, saber los gustos, los movimientos… “Si la mayoría se convierten en usuarios pasivos, en simples espectadores de los que no se puede extraer informaciones valiosas, perdemos muchos datos, que es justamente lo que estas plataformas quieren atesorar y comercializar”, alerta el experto.

Volviendo al tema de los influencers, este fenómeno ha llegado a resultar toda una profesión que vive de los “me gusta” y las interacciones. Sin embargo, la situación actual de Instagram invita a pensar que está en peligro su modus vivendi. “Creo que perderán influencia, pero no porque las redes quieran poner fin a los likes. Están perdiendo credibilidad porque ya no parecen independientes, por su creciente dependencia de las marcas», señala Lalueza.

Como algunos estudios remarcan, su credibilidad en las redes cae en picado. “Los factores puramente cuantitativos no son reflejo del impacto real de una campaña, nos dirigimos a un escenario en el que un usuario que tenga menos seguidores pueda ser más interesante para una marca que otro con métricas cuantitativas muy elevadas”, concluye Lalueza.

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