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El futuro del trabajo tras el coronavirus

6 pronósticos: así será el mundo laboral cuando el coronavirus haya mordido por fin el polvo

Esther Lastra

Escrito por Esther Lastra

El mundo del trabajo cambiará radicalmente como consecuencia del coronavirus. Cuando hayamos dejado atrás la pandemia, podrían hacerse realidad estos 6 pronósticos.

coronavirus

Autor de la imagen: Valentine Panchin

El coronavirus nos arrojado con inusitada fuerza a las rabiosas fauces de que es sin duda la mayor crisis del siglo XXI. Además, debemos hacer frente a una durísima realidad: nadie sabe a día de hoy con certeza cuándo y cómo dejaremos atrás la crisis (y cuál será el legado, probablemente funesto, que ésta dejará en nuestras manos).

Así y todo, no conviene tampoco esconder la cabeza como el avestruz esperando a que todo pase. Debemos observar con detenimiento lo acontece frente a nuestros ojos para extraer lecciones que podrían tornarse en extraordinariamente útiles en el futuro.

En el mundo del trabajo en particular se divisan en el horizonte 6 posibles pronósticos, los que desmenuza a continuación W&V:

1. Cambios en el mercado de trabajo, que se verá afectado por 3 principales tendencias

La crisis emanada del coronavirus promete provocar un auténtico seísmo en el mercado laboral (cuyos temblores se están dejando ya sentir en estos momentos). A pesar de los esfuerzos de las empresas y los políticos, habrá despidos y habrá probablemente también compañías que entren en bancarrota.

Será, por lo tanto, vital que las compañías se reorienten a sí mismas y a sus actividades profesionales poniendo bajo la lupa 3 tendencias principales:

– Las startups tendrán un enfoque más local y regional que antes, puesto que la globalización ha terminado revelándose como uno de los principales puntos flacos de la crisis.

– La pandemia ha dejado en evidencia lo dependiente que es Occidente de China desde el punto de vista de la fabricación de productos (también los de naturaleza sanitaria). En este sentido, el afán de los países occidentales por ser más autosuficientes se traducirá en una ola de empresas de nueva hornada enfocadas a la producción local.

– El trabajo, antaño permeado de una mentalidad profundamente capitalista, perderá fuelle. Y las personas buscarán más que nunca dar un verdadero sentido a su actividad profesional, que dejará de ser un mero vehículo para hacerse rico (o al menos intentarlo).

Por otra parte, una vez hayamos dejado atrás la crisis del COVID-19, la gente anhelará más que nunca la seguridad en su vida profesional, lo cual beneficiará no necesariamente a las grandes corporaciones, pero sí con toda seguridad a los servicios de carácter público.

2. Valor al alza de determinados perfiles profesionales

Muchos perfiles profesionales saldrán reforzados de la crisis, que no está haciendo sino dejar meridianamente clara su arrebatadora importancia en el plano social.

Es el caso, por ejemplo, de los profesionales de la enfermería, que hasta hace no mucho ensombrecidos por los médicos, ganarán probablemente en estima y su reputación será comparable por fin a la de profesionales (tradicionalmente muy respetados) como los bomberos.

Habrá asimismo más justicia a la hora de poner en valor la actividad de muchos héroes cotidianos (de esos que no llevan capa): los empleados de los supermercados, por ejemplo (cuyo esfuerzo actual no debería caer en el olvido).

3. Virtualización, flexibilidad y digitalización del trabajo

Actualmente estamos ante el bautismo de fuego de la virtualización, la flexibilidad y la digitalización de los procesos de trabajo.

El coronavirus no ha hecho sino acelerar la digitalización de un universo, el laboral, que hasta hace no mucho era extraordinariamente deudor de ideas excesivamente tradicionales.

Herramientas como el «home office», el trabajo colaborativo en su vertiente digital y las videoconferencias, que otrora eran contempladas con más escepticismo que otra cosa por parte de los directivos, se han convertido ahora en estándar (sin otra alternativa posible).

Y lo cierto es que tales herramientas funcionan a las mil maravillas. El COVID-19 ha demostrado de manera 100% empírica el valor del teletrabajo y eso tendrá un hondo impacto en el mundo laboral.

El afán de control (tan emparentado con el temido «micromanaging») de muchos jefes está afortunadamente desmoronándose a marchas forzadas.

4. La cultura del liderazgo se metamorfoseará

Aquellos líderes que confían en el control y en la presencia de sus empleados en la oficina (como si fueran escolares) para hacer valer su poder se quedarán inevitablemente inermes.

Este viejo estilo de liderazgo está abocado a quedarse «demodé» porque hay estilos mucho mejores (y la pandemia está dando fe de ello).

Durante la crisis quedará claro que el liderazgo moderno exige moderación en lugar de control y libertad en lugar de restricciones.

El espíritu del liderazgo moderno ha salido por fin de los muros en los que estaba enclaustrado (y no regresará probablemente a su antiguo cautiverio).

5. El coronavirus es una suerte de test para la cultura corporativa

En tiempos de crisis los empleados ven con una claridad absolutamente prístina cómo les tratan las empresas que les tienen en nómina y cuál es realmente el compromiso de éstas con su plantilla.

Ahora más que nunca quedarán en evidencia las deslealtades de la empresas hacia sus trabajadores. Y las compañías que incurran en tales deslealtades (poniendo, por ejemplo, en peligro la salud de sus empleados) se quedarán despojadas inevitablemente del mejor talento y lo tendrán más complicado para sobrevivir en el futuro.

6. La Generación Z tendrá que adaptarse a un entorno laboral eternamente cambiante

Antes de la crisis no pocos jóvenes adscritos a la Generación Z contemplaban el mercado laboral como un universo lleno hasta los topes de oportunidades.

En el mundo que emerja tras el coronavirus los centennials serán confrontados, sin embargo, con condiciones laborales radicalmente distintas.

No todos los deseos que broten de sus labios podrán satisfacerse adecuadamente. Y ello obligará a la Generación Z a adaptarse a la nueva situación. Será excitante, en todo caso, observar con qué disposición se enfrentarán los centennials a los cambios.

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